El refranero español dice que «el hábito no hace al monje» y Ronaldo Nazário es la gran expresión de tal afirmación. El máximo accionista del Real Valladolid no está muy acertado en las últimas fechas y este sábado, tras la dura derrota ante el Club Atlético de Madrid, ratificó que éste no es su mejor momento como dirigente. Tras la décima derrota blanquivioleta de la temporada, Paulo Pezzolano fue destituido como entrenador. El problema del brasileño no está en la salida del técnico uruguayo, ni mucho menos, sino en las formas y, principalmente, en el por qué. Nuevamente, el Club cambia de entrenador por el clima y no por el juego, la tendencia, la dinámica…
Ronaldo Nazário decidió cambiar de entrenador tras una mala imagen del Real Valladolid, pero, sobre todo, por un abultado resultado ante un rival con altavoces muy grandes. Las formas de la salida de Pezzolano recuerdan mucho a la destitución de José Rojo, Pacheta. El burgalés fue cesado tras un mal partido y un abultado marcador en el Estadio Santiago Bernabéu. Es imposible negar que si el equipo pucelano hubiera caído en aquella visita al estadio blanco por una diferencia de dos goles y no de seis, Pezzolano no hubiera llegada a Zorrilla. Retrocediendo más aún, el análisis sobre la toma de decisiones de Ronaldo señala a la etapa de Sergio González.
El entrenador catalán, en una tendencia negativa y de autodestrucción en la temporada 2020/2021, no fue destituido porque no había público en los estadios. Si hubiera habido espectadores, Sergio no hubiera terminado aquella temporada. Con todo y con ello, la última crítica hacia Ronaldo Nazário llega por la poca compresión del juego que tiene y la poca lucidez para tomar decisiones necesarias para el bien deportivo de la entidad. No tengo claro al 100% que el momento de prescindir de Pacheta fuera el que se eligió. Sí tengo claro que el de Sergio tuvo que llegar y que el de Pezzolano debía haberse producido mucho antes.
Sin respuesta
¿Por qué no se hizo? Porque el Real Valladolid y su máximo accionista han sido negacionistas de la realidad futbolística del equipo. Todos los caminos del juego señalaban al entrenador uruguayo porque éste había entrado en un bucle del que no iba a salir. Pese a ello, tengo mínimamente claro que de no ser por lo abultado del marcador, Pezzolano hubiera viajado a Ávila este martes para el duelo copero. Estas sensaciones, tan seguras como imposibles de comprobar o ratificar, me llevan a pensar en el criterio del Real Valladolid para la toma de decisiones y me demuestra que ésta viene marcada por la presión, por la imagen general y por voces ajenas al Club.
Pacheta fue destituido del Real Valladolid porque el equipo fue goleado por el Real Madrid, en el Estadio Santiago Bernabéu y con Ronaldo Nazário en el feudo madridista. De no ser por ello, el burgalés hubiera continuado como entrenador pucelano contra el RCD Mallorca. Bajo este criterio, el resto de decisiones son una muestra clara de que «el hábito no hace al monje» y que por mucho que haya sido una estrella única del fútbol mundial, el criterio futbolístico del brasileño es inexistente o, al menos, carece de la lógica propia de alguien que ha vivido tanto y tan bien de esto.