La linterna de Velasco

La linterna de Ángel Velasco, desde el 20 de febrero de 2007 informando y opinando sobre el Real Valladolid

Linternazos

Pezzolano no ha inculcado nada a este Real Valladolid

Creo que el tiempo demostrará que el Real Valladolid perdió este domingo algo más que dos puntos en el agónico empate (1-1) del Athletic Club en el Estadio José Zorrilla. El tanto de Gorka Guruzeta en el tiempo de añadido privó a los de Paulo Pezzolano de una importante victoria, pero el problema, como siempre, no está en el resultado sino en por qué sucede. Los blanquivioleta consiguieron un pírrico empate en una jornada que tenía tintes relevantes. El botín fue escaso por las carencias de planteamiento, ambición y personalidad del equipo. Pese a que la victoria estuvo en la mano y se escapó casi en la última jugada, la realidad pucelana fue muy pobre y Paulo Pezzolano lo sabe, tal y como demostró en la sala de prensa tras el partido.

El uruguayo, con un estilo y uno gestos nada comunes en él, se excusó al inicio de su comparecencia. Antes de él, Ernesto Valverde aseguraba que el partido vivido había sido de empate a cero, algo que demuestra lo poco que supieron exponer, proponer y querer los locales en un partido de esta enjundia y ante un rival tan castigado físicamente como el vasco. El entrenador extremeño dio con la clave, aquélla que, poco después, argumentó el blanquivioleta. «A veces te puede gustar estar un poco más arriba, un poco más con pelota o lo que sea, pero creo que hicimos el plan de juego como para poder llevarnos los tres puntos», aseguró. Señalando una vez más que su equipo tiene pocos argumentos, el preparador narró de una forma concreta qué mentalidad tiene y qué ideas está inculcando a sus jugadores.

El problema no es que Pezzolano no quiera arriesgar sino que no quiere jugar, directamente. Casi no quiere ni comparecer en los partidos. Él firma el empate durante más de 80 minutos porque ha inculcado a su equipo su principal idea: el Real Valladolid es un equipo ‘malo’. La diferencia entre trabajar un equipo con carencias y un equipo lejos del nivel mínimo de la competición está en la mentalidad del entrenador y Pezzolano ha tirado la toalla. Ha perdido todo su carisma y liderazgo y da por hecho que su equipo no posee los mínimos para la competición. El señala al equipo. Su enfoque, a él mismo.

«Balones a Moro»
Firmar partidos lentos, sin ocasiones, sin ritmo y sin exigencia, más allá del resultado, siendo éste el principal problema, confirma que los pucelanos no tienen alma y no la tienen porque su entrenador no la transmite, futbolísticamente hablando. El Real Valladolid no ha buscado su punto fuerte. No trabaja para tapar o minimizar sus puntos débil sino que se ha resignado. El preparador uruguayo ha claudicado en la confección de un modelo de juego. Sin él, el equipo no tiene identidad y sin ella el carisma y la personalidad son inviables. Estas carencias son responsabilidad del entrenador, aquél que no tiene culpa de la confección de la plantilla. En el organigrama deportivo del Estadio José Zorrilla, Pezzolano no manda. Él no confeccionó esta plantilla, pero él si es aquel que la ha convertido en nada.

La identidad del Real Valladolid parece estar definida en el paso de los minutos y en que Raúl Moro encuentre un pequeño resquicio hacia la portería rival

El vestuario pucelano tiene carencias y debilidades. Nadie las puede negar, pero ésta es una verdad como aquella que dice que otras plantillas de este nivel se han definido y con ello se han hecho fuertes y seguras. Conseguirán o conseguirían victorias o no, «competirán» o «competirían», como se dice vulgarmente, o no, pero tienen o tenían algo a lo que agarrarse ya que jornada tras jornada buscan o buscaban algo por lo que pelear. Este Real Valladolid, no. El estadio José Zorrilla ve a un equipo que busca nada más allá de que pasen los minutos y Raúl Moro encuentro algún resquicio en la defensa rival. El Pucela depende del catalán porque Pezzolano no ha transmitido nada al equipo.

𝟭𝟵𝟴𝟴. 𝘗𝘦𝘳𝘪𝘰𝘥𝘪𝘴𝘵𝘢 𝘥𝘦𝘱𝘰𝘳𝘵𝘪𝘷𝘰 𝘺 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦𝘯𝘢𝘥𝘰𝘳 𝘜𝘌𝘍𝘈 𝘗𝘙𝘖. Creo que en el fútbol todo tiene el término apropiado y un porqué obligatorio. Por ello, desde 2007 llevo entrenando equipos y escribiendo sobre cómo entiendo este deporte