El Real Valladolid ha dejado claro en pretemporada que quiere ser un equipo contragolpeador. Raúl Moro ha sido uno de los jugadores más destacados y lo ha sido por el enfoque que el equipo ha tenido para correr. El catalán ha encontrado espacio a la espalda de los rivales y, desde ahí, ha sido diferencial. Desde ese rasgo de transiciones rápidas, el Pucela busca ser un equipo vertical, pero siendo fuerte en aspectos defensivos. Las acciones explosivas de los extremos van a ser importantes y destacadas, pero no constantes. El modelo de juego tiene más matices en la fase defensiva que en la ofensiva, pero las variantes en ataque existen y para ello ha llegado Juanmi Latasa al Estadio José Zorrilla.
La llegada del madrileño exige al entrenador uruguayo a dominar algo más de lo esperado el área rival. Con el ex del Getafe CF y sus más de 190 centímetros, la propuesta blanquivioleta no se debe reducir sólo a correr. La fase ofensiva pucelana debe ser más rica y Latasa potencia las opciones, pero, también, las exigencias. Alejar al nuevo delantero blanquivioleta del área es un error. Así, Pezzolano deberá dibujar una propuesta con mayores posibilidades ofensivas. Éste deberá ser un estilo en el que el equipo esté presente en bloque medio o bloque alto para hacer ganar duelos al canterano madridista y que estos generen sensación de peligro con inmediatez.
Con un buen juego aéreo, Latasa no pude vivir lejos de las inmediaciones del área. Él necesita contacto. Es su principal rasgo y la fase del juego en la que mejor se encuentra. El ejemplo es el rendimiento que José Bordalás obtuvo de él en la temporada 2022/2023. El nuevo blanquivioleta vivió toda la campaña en el Getafe CF, pero Quique Sánchez Flores no encontró ubicación al madrileño. En 31 jornadas apenas le dio 148 minutos ligueros. El cambio de entrenador, en cambio, le ofreció casi 250 minutos en apenas siete jornadas. Ahogado por la clasificación, el actual entrenador azulón potenció un estilo simple y en el que los centímetros de Latasa eran muy necesarios para su plan de partido.
Un ejemplo insuficiente
Con el nuevo blanquivioleta sobre el terreno de juego, el Real Valladolid de Pezzolano descendió de categoría y Latasa, muy lejos del área, ayudó a los azulones en todas las acciones de balón parado. En aquel esperpéntico partido en el que unos no supieron y otros no quisieron, el delantero pucelano dio aire a su equipo en una situación límite. Sumó en duelos, batallas aéreas, situaciones defensivas… Hizo un plan alternativo válido para sus cualidades pero, ahora, con un contrato a cinco temporadas, Latasa pide más y va a exigir más al entrenador blanquivioleta.
No va a ser suficiente con darle peso en acciones a balón parado o en situaciones para dar oxígeno al equipo. Latasa llega al Estadio José Zorrilla para explotar y dejar de ser un activo de trabajo y sí de goles. Para ello, Pezzolano deberá adelantar líneas y hacer que su equipo, más allá de contragolpes de las botas de Raúl Moro o Amath Ndiaye, tenga variantes para hacer que el madrileño sea referente. Cerca del área o dentro del área, pero el modelo de juego blanquivioleta debe incluir acciones y movimientos en los que el ‘9’ pucelano gane acciones de ataque.
Con Marcos Andrés y Mamadou Sylla, Latasa aportará remate pero, también, la creación de segundas jugadas. Así, en la mano de Pezzolano está decidir dónde quiere que el madrileño sea diferencial para el juego blanquivioleta. Esa decisión hará que el último fichaje sea importante o, simplemente, un relleno en acciones y momentos concretos. Obviamente, el desembolso realizado no es para un jugador secundario y sí para uno que quiere ser protagonista desde el primer día de su largo contrato con el Pucela.