Todos los días, cuando enciendo el ordenador y abro el navegador, veo el blog y llevo exactamente cinco meses viendo las mismas piezas y las mismas opiniones. Me duele. Mucho. Me duele no tener tiempo, me duele no saber sacar un rato para hacer lo que más me gusta, pero esto se tiene que terminar. Cuando sea, cuando pueda. Donde sea, donde pueda… El Real Valladolid significa mucho para mí y escribir, también. Por ello, el blog es tan importante y significativo para mí. No quiero dejarlo y no lo voy a dejar. Quiero y necesito recuperar el tiempo perdido porque mi sentimiento por el Pucela lo merece.

Me da igual estar en Primera división o en Segunda. No voy a volver a la dinámica semanal del blog por estar en la élite, ni mucho menos. Quiero y voy a recuperar la tendencia habitual porque, sinceramente, la necesito. Pese a no tener el tiempo suficiente o, quizás, una buena organización para expresar mis opiniones sobre el Real Valladolid en este último año, no me he perdido, en directo o en diferido, un partido ni, tampoco, una rueda de prensa de Paulo Pezzolano. He estado pendiente de toda la actualizada del equipo y del Club.

Sé qué ha pasado con Ronaldo Nazário, cómo está la situación de los fichajes, cómo de bonito queda el escudo del Club en las nuevas camisetas, cómo de atrevidas, modernas y bonitas son esas nuevas camisetas… Sabiendo que he estado pendiente de todo en este tiempo, no me puedo fallar más. Ni puedo, ni quiero ni debo. Éste va a ser un año muy especial en lo que se refiere a mí y al Real Valladolid y, por ello, quiero y voy a volver a disfrutar del Pucela desde este pequeño rincón y, ante todo, desde mis redes sociales. No hay día en el que no haya entrado en Twitter para ver qué se comentaba del equipo y de la entidad. En todo este tiempo no me he perdido nada, pero sí es cierto que no lo he comentado y, así, lo he disfrutado menos. Hasta aquí. Quiero disfrutarlo otra vez. Como siempre.