La situación del Real Valladolid es complicada actualmente. Lo es porque en las últimas semanas se ha potenciado las posibilidades de juego del equipo. Entre las variantes adquiridas en el el mercado invernal y la recuperación de activos relevantes, como Marcos André, Paulo Pezzolano tiene un problema que, como denominé en el análisis global del equipo tras la derrota (2-1) en Andorra, es el de unos «mimbres sin identidad». El Real Valladolid tiene grandes posibilidades y, con ellas, el cuerpo técnico ha perdido toda la excusas posibles.
Buscando un análisis honesto desde el inicio de la temporada y diferenciando entre excusa y condicionante, el Real Valladolid estuvo muy condicionado en el inicio de temporada. En las primeras 10 ó 12 jornadas del campeonato, Pezzolano tenía argumentos y motivos para excusarse del camino de resultados y de identidad que tenía el equipo. Ahora, no. Pese a un discurso con altibajos y aún por definir en el exhaustivo examen que se hace de sus palabras, el uruguayo sabe que no tiene excusas porque, actualmente, está exigido al máximo. Su visión debe ser la máxima por las posibilidades que tiene en el equipo y los mimbres que posee para obtener el mayor éxito posible del equipo.
Viendo en acción a Amath Ndiaye, a César Tarrega y a Stipe Biuk, la exigencia pucelana debe ser la máxima. Con estos tres, incluyendo el regreso de Marcos Andrés y delimitando las posibilidades de Álvaro Negredo, por ejemplo, este Real Valladolid no tiene excusas. Ni las tiene ni las puede buscar. La utilización y el aprovechamiento de los recursos pucelanos actualmente es un tema para analizar pero, en realidad, todo parte desde unos recursos de alto nivel y posibilidades. El mejor ejemplo es el banquillo con el que los pucelanos iniciaron el último partido.
Datos actuales
En la derrota (2-1) ante el FC Andorra, los suplentes del Pucela fueron André Ferreira, como portero, Sergio Escudero, David Torres, Lucas Oliveira, Stanko Juric, Iván Sánchez, Stipe Buik, Roberto Kenedy, Marcos Andrés y Álvaro Negredo. Sin hablar de lo que han sido en temporadas atrás, el banquillo pucelano tenía jugadores que rozan los 2.000 minutos de juego, que superan las dos decenas de partidos jugados y que, incluso, llegan a las 25 titularidades esta temporada. El mercado de invierno y la recuperación de jugadores ha multiplicado las opciones pucelanas y, con ella, se han elevado las exigencias. Pezzolano no tiene excusas y no las tiene no ya para conseguir objetivos sino para dar todo por conseguirlo y es éste el principal problema visto en las últimas jornadas. ¡Con el banquillo de Andorra, Pezzolano no puede especular!