El Real Valladolid ha dado un giro total a su situación. Los de Paulo Pezzolano han sumado 15 de los últimos 15 puntos y 16 de los últimos 18. Señalo a «los de Paulo Pezzolano» porque, obviamente, el uruguayo es el máximo responsable de la racha de victorias del equipo vallisoletano. ¡El máximo! Para analizar el momento del equipo blanquivioleta hay que asegurar que las cinco victorias han sido merecidas. Creo que no se puede asegurar de forma honesta que ninguna de las victorias ha sido inmerecida o injusta. Aludir a los tiempos en los que se consiguen es, como poco, ridículo. Para mí, casi tanto como a la suerte.
El ambiente que vive el Real Valladolid hace que se dude de todo y los tiempos de la victoria son el gran ejemplo. Si el blanquivioleta en otro momento o cualquier otro conjunto consiguiera tres victorias en el tiempo de añadido sería visto como una muestra de credibilidad y confianza. «Este equipo no se da por vencido hasta el último segundo», se aseguraría. En la actualidad, que los de Pezzolano ganen en los minutos es cuestión de «suerte». Discrepo. ¡Y mucho! La victoria (0-1) en Oviedo es, para mí, el gran ejemplo de lo que está consiguiendo el equipo en estas jornadas y cómo lo está firmando.
El Real Valladolid consigue que el aroma de los partidos sea en su favor. No lo hace de una forma contundente, pero sí importante. Los duelos avanzan hacia los contextos que el equipo quiere. Creo que Pezzolano va conociendo bien qué equipo tiene y qué activos posee. Ha localizado roles para muchos de sus jugadores y, desde ellos, consigue leer bien o, como poco, mejor los partidos. Los duelos ante la Agrupación Deportiva Alcorcón y el Club Deporrtivo Mirandés no tienen muchas diferencias en los contexto y propuestas del rival. En cambio, la ejecución blanquivioleta fue totalmente diferente. Se ejecutó de otra manera porque se conoce al equipo de mejor manera y porque se ha aprendido de la evolución de la temporada.
Victorias y detalles
La victoria en el Estadio Carlos Tartiere mostró cómo cambia el equipo los duelos. No es de forma drástica, pero sí diferencial. Oviedo dejó claro cómo progresa el Pucela y la victoria conseguida (3-2) ante el CD Mirandés confirma la evolución del grupo y del cuerpo técnico sobre él. Todas las victorias de las cinco conseguidas confirman pequeños detalles que han hecho que el Pucela sea mejor ahora que hace semanas. ¿Es mejor por las victorias? Sí, pero también por detalles que le han llevado a ellas.
Los de Paulo Pezzolano han buscado y han potenciado todos los detalles que han marcado la diferencia en las cinco victorias consecutivas
Por poner ejemplos claros. Iván Cedrick se encontró el balón de la victoria (0-1) ante el Fútbol Club Cartagena. Lo hizo porque el Real Valladolid estaba viviendo en campo contrario en los últimos minutos y porque dispuso de un saque de esquina en los instantes finales. Marcos André, por su parte, se encontró un balón suelto en Oviedo. Fue un balón dividido que ganó Stanko Juric porque el Real Valladolid estaba en campo contrario y con las líneas adelantadas. ¿Fortuna? Depende de a qué llamemos como tal, pero cierto es que los de Pezzolano han buscado y han potenciado esos detalles que han marcado la diferencia.
Los blanquivioletan han buscado estar en campo rival, han querido responder con fuerza a golpes como el segundo gol del CD Mirandés, han mostrado capacidad de sufrimiento, como en Elda, y contundencia, como ante el Burgos CF. Entre todos los partidos forman detalles diferenciales para conseguir victorias y crear una situación tan ventajosa como merecida. El Real Valladolid, salvo en Elda, ha terminado bien los cinco últimos partidos disputados que, no tan casualmente, han sido victorias. Por esa sensación y pese a saber que la mejor aún en real y palpable, nada ni nadie debe pedir perdón por ganar cinco partidos y, ni tan siquiera, un Real Valladolid tan desangelado como éste.
