La linterna de Velasco

La linterna de Ángel Velasco, desde el 20 de febrero de 2007 informando y opinando sobre el Real Valladolid

Corta y al pie

Paulo Pezzolano encuentra la suerte que tanto buscaba

Cualquier equipo campeón encuentra la suerte en momentos claves y determinantes. El Real Valladolid de José Luis Mendilibar, aquél que tanto se utiliza cuando el Pucela está en LaLiga Hypermotion, encontró momentos y detalles que le sonrieron en momentos clave de la temporada. Sergio González, por su parte, buscó la fortuna, que no se la encontró por casualidad, en su llegada al Estadio José Zorrilla. Ambos, como todos aquéllos que consiguen el objetivo y consuman el éxito, encuentran la fortuna y, posteriormente, la utilizan. Todos tienen su momento, pero no todos lo aprovechan. Hablando de momentos y fortunas, éste puede ser el caso del actual Real Valladolid y, sobre todo, de Paulo Pezzolano.

La cuarta victoria consecutiva de la temporada está marcada por el sufrimiento pero, también, por detalles de fortuna y sonrisa que hubieran esquivado al equipo blanquivioleta hace sólo unas semanas pero que, ahora, con el viento a favor, hacen que encuentros débiles terminen en victorias relevantes. Ya ocurrió el pasado fin de semana, cuando un duelo equilibrado ante el Burgos CF terminó en una victoria contundente (3-0). Bajo ese guión han llegado los tres puntos en Elda.

Por merecimientos, el Real Valladolid no ha hecho más que el rival. Por ejecución de plan de partido, tampoco. Los segundos 45 minutos son una muestra perfecta de la búsqueda de un equipo de sus objetivos y de la debilidad de otro en sus carencias y problemas. Tales han sido los problemas de los de Pezzolano que el uruguayo ha retirado a un delantero para incluir a un defensa central en los últimos minutos, incluyendo el añadido. Los visitantes terminaban el duelo con David Torres, Enzo Boyomo, Gustavo Henrique y Stanko Juric. Todo para evitar que Marc Mateu hiciera más daño en los centros laterales.

Miedo y dudas
La segunda parte y, ante todo, los últimos 25 minutos han sido un duelo con unos contextos programados para que el veterano jugador del Club Deportivo Eldense mostrara su pierna izquierda. El zurdo, con un gran golpeo de balón, obligaba a los pucelanos a defender muy atrás. Él, encantado; el CD Eldense, cómodo; y el Real Valladolid angustiado. Jugar a lo que quería el rival es sinónimo de debilidad e inferioridad, las que han mostrado los de Pezzolano en la novena jornada liguera, pero, ahora, el viento sopla a favor del equipo y, ante todo, de su entrenador

Hace unas semanas, el Real Valladolid no tenía identidad. Ahora, tampoco la tiene muy arraigada, pero ha sumado cuatro victorias seguidas y acumula más de 400 minutos sin encajar un gol. Estos son datos de un equipo fiable y, por qué no decirlo, de un conjunto al que le empuja la fortuna. Un partido intersemanal invita a mazazos inesperados. La historia del Real Valladolid lo dice y más con rotaciones, pero ésta es una fase que sonríe al Pucela. En otro momento, la apuesta por Mamadou Sylla de titular hubiera salido cruz.

En otra fase, el autor del gol hubiera quedado señalado o retratado de la misma forma que los minutos de Mickaël Malsa, el movimiento de terminar el duelo con tres centrales o la incursión de Robert Kenedy en el descanso. El fútbol merece grandes análisis pero siempre tiene detalles o intangibles, como se dice ahora, que sólo se pueden explicar desde la fortuna y la suerte. Ambas se buscan, no aparecen solas, y Paulo Pezzolano ha encontrado las suyas porque ha insistido en su idea y en los principios que buscaba para tener su momento y éste, indudablemente, ha llegado.

𝟭𝟵𝟴𝟴. 𝘗𝘦𝘳𝘪𝘰𝘥𝘪𝘴𝘵𝘢 𝘥𝘦𝘱𝘰𝘳𝘵𝘪𝘷𝘰 𝘺 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦𝘯𝘢𝘥𝘰𝘳 𝘜𝘌𝘍𝘈 𝘗𝘙𝘖. Creo que en el fútbol todo tiene el término apropiado y un porqué obligatorio. Por ello, desde 2007 llevo entrenando equipos y escribiendo sobre cómo entiendo este deporte