La linterna de Velasco

La linterna de Ángel Velasco, desde el 20 de febrero de 2007 informando y opinando sobre el Real Valladolid

Reflexiones

Pezzolano y la utilización de los recursos existentes

Tres partidos y tres puntos. Más allá de la clasificación, totalmente intrascendente a finales de agosto, el Real Valladolid suma dos derrotas consecutivas y la sensación de ser un equipo ilógico. A nivel futbolístico, los blanquivioleta son un conjunto sin identidad o, al menos, sin compresión del estilo que quiere imponer Paulo Pezzolano y su extenso cuerpo técnico. El propio entrenador uruguayo aseguraba en la rueda de prensa tras perder (0-2) ante la Agrupación Deportiva Alcorcón que la derrota «era suya», y es verdad. No se puede negar que el responsable del encuentro perdido y de la mala imagen del equipo es el propio entrenador.

¿Por qué es Pezzolano el máximo responsable de la mala imagen del pasado sábado? No se trata de un tópico de entrenador y sí de una responsabilidad por no conseguir adecuarse a los jugadores y a los momentos que estos viven. Dejando a un lado la victoria (2-0) ante el Sporting de Gijón, no por los tres puntos sino por la débil versión del equipo asturiano, ante los alfareros y en Zaragoza se ha visto un equipo de autor. El Real Valladolid ha tenido una idea clara, pero una propuesta ilógica para los jugadores que tiene el equipo ahora y, ante todo, irresponsable por el momento individual de varios de ellos.

Pezzolano ha destacado su idea por encima de sus jugadores y, por ello, el duelo ante la Agrupación Deportiva Alcorcón fue como fue. Los pucelanos se desangraron ante los madrileños por la mala utilización de los recursos existentes. Sin saber explotarlos, los jugadores crearon batallas individuales y por ellas los espacios generados fueron los principales enemigos pucelanos. El Real Valladolid pareció un equipo poco trabajado. Lo fue por la poca creencia de los jugadores en los objetivos marcados y por la apuesta por jugadores sin rodaje ni un buen estado físico. El juego exterior es el mejor ejemplo de estos problemas.

Entendiendo que el equipo tiene bien trabajados los automatismos con balón, tengo claro que Pezzolano no ha valorado todas las consecuencias de estos movimientos y de su idea. Ahí está el principal problema, pero no el único. En Zaragoza, en las cabinas de prensa, los periodistas locales cuestionaban sobre la salida de balón blanquivioleta. «Está haciendo la de Pep Guardiola con Philipp Lahm», me dijo uno de ellos. Los detalles son parecidos, pero la diferencia, abismal. El catalán proponía desde y por el alemán. Pezzolano, no. Da igual que el lateral izquierdo sea Sergio Escuero o Lucas Rosa. Es más: ¡es indiferente quién esté por delante!

Derrotas y heridas
La exigencia que la propuesta de Pezzolano hace sobre el extremo izquierdo es muy alta. Mucha de la salida del equipo pasa por él y por la altura en la que consiga recibir. Tunde había generado ciertas dudas en los dos primeros duelos, pero conseguía unir al equipo. Robert Kenedy, no. El estado de forma del brasileño conlleva pocas exigencias, pero Pezzolano le dio muchas responsabilidades. Marcó en él la exigencia de la amplitud, la verticalidad e, incluso, las transiciones defensivas. El resultado fue el visto. Un equipo débil y roto, que no tenía respuesta ni convicción. No las tenía porque la idea ejecutada no está engrasada y porque, principalmente, la idea de juego no se adecua a la realidad blanquivioleta.

Este martes, en la tertulia de Directo Marca Valladolid, aseguré que así es «imposible» que el Real Valladolid pueda ganar así a la Agrupación Deportiva Alcorcón. A los madrileños y a cualquiera. ¿Tiene mejor plantilla el Pucela que el rival? Sí, rotundamente, pero no bien utilizada. Sin un buen uso de los recursos existentes, cualquier equipo hace aguas y el Real Valladolid es el mejor ejemplo. Pezzolano tiene muy claro qué quiere, pero no elige bien con quién. O mejor dicho: al revés. Tiene jugadores y momentos, pero no un estilo para ellos.

Es debatible el estilo y las consecuencias que genera pero, ante todo, es criticable que no tenga los jugadores más idóneos para ello. Pese a que éste sea un debate antiguo, el uruguayo ha apostado más por su idea que por sus jugadores y el equipo, poco a poco, se rompe. Sin adecuarse a la plantilla y a su nivel, el vestuario perderá la confianza en el entrenador y en ese momento, la temporada estará sentenciada. Ahora mismo, esa sentencia está más cerca de lo que parece porque el Real Valladolid ha sufrido mucho más que dos derrotas. Se están abriendo heridas de juego contra su entrenador y, habitualmente, estas no cicatrizan.

𝟭𝟵𝟴𝟴. 𝘗𝘦𝘳𝘪𝘰𝘥𝘪𝘴𝘵𝘢 𝘥𝘦𝘱𝘰𝘳𝘵𝘪𝘷𝘰 𝘺 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦𝘯𝘢𝘥𝘰𝘳 𝘜𝘌𝘍𝘈 𝘗𝘙𝘖. Creo que en el fútbol todo tiene el término apropiado y un porqué obligatorio. Por ello, desde 2007 llevo entrenando equipos y escribiendo sobre cómo entiendo este deporte