No habían transcurrido casi ni 12 horas desde el descenso del Real Valladolid a LaLiga Hypermotion y Ronaldo Nazário comparecía ante los medios de comunicación y ante la afición blanquivioleta. El brasileño aglutinaba la responsabilidad del momento a su manera. Sin asumir un error y señalando a todos los frentes posibles a su alrededor, el brasileño dejaba claro muy poco sobre el futuro, salvo dos nombres propios. El Pucela de la temporada 2023/2024 iba a estar comandado por Paulo Pezzolano y Fran Sánchez. Ambos, pese al descenso, seguirían en sus puestos. «Son pilares», llego a señalar Ronaldo.
Poco más de un mes y medio después de aquello, Fran Sánchez ha sido destituido. Lo ha sido durante un mercado de fichajes y a pocos más de 10 días para el debut liguero. Con operaciones abiertas, con situaciones relevantes por resolver… La situación vivida este lunes en el Estadio José Zorrilla es esperpéntica y más que lo va a ser en los próximos días. Si a una semana del debut liguero los focos de una sala de prensa se deben iluminar para presentar jugadores, en el Real Valladolid se hará tal movimiento para mostrar las líneas de un nuevo proyecto o, mejor dicho, una nueva etapa de la improvisación de Ronaldo.
En los últimos días, a la hora de analizar las posibles llegadas de Marcos André y Jaime Seoane, por ejemplo, uno de los argumentos que me llevaba a pensar que los suyos eran buenos movimientos era la imagen. Con ellos, el Real Valladolid se iba a hacer con dos jugadores de gran nivel, pero, además, con ellos firmarían dos movimientos que reforzarían el proyecto blanquivioleta a nivel de imagen. Las operaciones serían tardías, pero parecían convincentes. Con ellos se apostaba sobre seguro. Su rendimiento en la categoría no estaba garantizado, pero casi. Esa seguridad era y es determinante. Ofrecer rotundidad en el proyecto es capital y Ronaldo Nazário lo ha dinamitado este lunes.
Cacicada
Destituir a tu director deportivo en pleno mercado de fichajes es esperpéntico. Hacerlo a 11 días del debut, ridículo. Firmar este movimiento tras ratificarle hace sólo unas semanas, patético. Un término tras otro confirman el mal camino que lleva el Real Valladolid. La sensación ha estado siempre sobre la figura de Ronaldo, pero desde la visita del equipo al Estadio Santiago Bernabéu el pasado 2 de abril el clima que deja el Club es el de una entidad gestionada por un aficionado autoritario y egocéntrico. Ni los tiempos, ni las formas, ni el momento… nada acompaña a un movimiento, que más allá de la figura de Fran Sánchez, se define como una auténtica cacicada.