Casi daba igual cómo fuera a terminar el partido entre el Club Deportivo Mirándes y el Real Valladolid. La tercera prueba de pretemporada de los de Paulo Pezzolano se iba a definir por la imagen del inicio del encuentro: la convocatoria. La citación compartida por el Club era elocuente del momento en el que está el equipo. Con jugadores en la puerta de salida y otros, como Marcos André, esperando a poder entrar, el duelo en el Estadio de Anduva multiplica las sensaciones de los dos encuentros anteriores. Por lo visto en Ávila, Laguna de Duero y Miranda de Ebro no se pueden obtener conclusiones futbolísticas, pero sí numéricas.
El Real Valladolid está en cuadro. El viaje a Anduva dejó una convocatoria con sólo 12 jugadores con ficha de primer equipo. Dando por descartados a Cyle Larin, Selim Amallah, Jawad El Yamiq y Robert Kenedy e , incluso, a Juanjo Narváez, Hugo Vallejo y Mickaël Malsa y como recuperables a David Torres, Javi Sánchez, Anuar Tuhami y Kike Pérez, ausentes por lesión, la plantilla blanquivioleta está muy debilitada. Con todos estos ingredientes, el partido suma poco al análisis del futuro. Mirando la pretemporada por el valor que puede tener de cara al debut liguero, el encuentro deja pocos detalles futbolísticos y, sí, preocupaciones numéricas y de posiciones.
Es cierto que, a nivel de juego, el Pucela dejó una sensación evolutiva. Con mayor ritmo de ejecución y ante un rival más real que el Rayo Majadahonda, el estado de juego del equipo es más positivo. Obviamente, el equipo está creciendo, pero aún tiene debilidades que eliminar y puntos fuertes que crear. Ese es el análisis de un equipo en formación y creación y un vestuario al que le faltan muchas piezas. Cierto es que el equipo tiene zonas cubiertas con garantías, pero de la misma forma existen grandes dudas por las pocas variantes del equipo en cuestión de ataque.
Débiles argumentos
El Real Valladolid debe reforzarse para tener respuestas en ataque. Pezzolano ha dejado claro que quiere un equipo protagonista en campo contrario y una versión que sea agresiva para la presión y la finalización. Buscando dicha agresividad, las oficinas de Zorrilla deben conseguir que el análisis se centre en argumentos futbolísticos y en posibilidades de juego, pero no en ausencias y carencias. Los pucelanos necesitan mostrar seguridad y fuerza y, por el momento, sólo tienen argumentos débiles en una pretemporada que sigue siendo poco real sobre lo que el equipo podrá dar, incluso, en el segundo encuentro de la temporada ante el Real Zaragoza.