Un descenso de categoría es traumático. ¡Siempre! Perder lo que tan difícil es de conseguir supone un golpe de compleja digestión. El caso del Real Valladolid es doblemente doloroso. Los pucelanos no han tenido tiempo para asentar su proyecto en la élite del fútbol español. El primer año tras el ascenso es determinante y el club de Ronaldo Nazário no estuvo a la altura de la exigencia. El dolor por dos descensos en tres años es muy alto, pero, a su vez, genera una oportunidad. Ésta es difícil de ver lejos del profesionalismo del fútbol. Es decir, nadie que sienta el Real Valladolid o que sintiera el descenso puede ver en el revés deportivo una oportunidad.
El pasado 4 de junio, Raúl Moro, nuevo jugador blanquivioleta, posiblemente no vería el duelo entre pucelanos y el Getafe CF. El barcelonés no sintió el descenso vallisoletano pero, ahora, debe mucho a esa pérdida de categoría del Real Valladolid. Actualmente, el Estadio José Zorrilla es un punto a favor de jugadores como el ex del Real Oviedo o de Enzo Boyomo, primer fichaje pucelano para la temporada 2023/2024. Para profesionales de su edad y realidad, el mundo vallisoletano es una oportunidad inmejorable.
Llegar a Valladolid es dar un salto en su carrera. Pese a que ambos proceden de LaLiga Hypermotion, defender la camiseta blanquivioleta supone un reto. ¡Un importante y mayúsculo reto! Nacido en 2002, Moro necesita crecer en exigencia y ambición para, así, conocer su techo o, quizás, para definir uno. Tras una cesión de media temporada en el Real Oviedo, lo sencillo para él hubiera sido continuar en el Estadio Carlos Tartiere. Sin desmerecer un ápice al equipo asturiano, cambiar Oviedo por Valladolid supone empezar de cero, algo que un jugador de sus cualidades necesita.
Raúl Moro es un jugador que no ha vivido, dentro de profesionalismo, con la exigencia de demostrar. Ahora, de blanquivioleta, sí. Por primera vez en su breve carrera, el de Abrera debe demostrar cuáles son sus cualidades y necesita defender y argumentar unas estadísticas de juego. Con un estilo individualista, ya que le definen acciones de 1×1, regate, conducciones, juego interior, finalizaciones… Moro necesita y debe dar un plus. No ha llegado el momento de temporizar o de demostrar con espasmos. Su llegada a Zorrilla está marcada por la exigencia de ser y demostrar.
Alta exigencia
Nada se le puede presuponer al jugador. Él ya tiene que ser una realidad y dejar de ser un jugador desequilibrante para terminar siendo un activo diferencial. Un año de cesión en el Estadio José Zorrilla y en LaLiga Hypermotion deben ofrecer un cambio casi radical del futbolista. La exigencia es muy alta y es por ello que el contexto de juego que se encuentre debe estar acompañado de sus necesidades, prioridades y estilo. Un Real Valladolid presente en campo contrario, con superioridades en el juego exterior y con presencia constante de posibles rematadores en el área, entre otras cualidades, son rasgos necesarios en un equipo en el que Moro tenga peso.
No es una cuestión solamente individual y es por ello que el jugador sabía que su apuesta en la categoría debía ir por un equipo con una exigencia tan alta como la suya. El Real Valladolid debe estar en las posiciones altas de la tabla y el tiempo reciente ha demostrado que sólo se puede conseguir desde un estilo de juego que destaque a jugadores como Raúl Moro. Si el catalán termina la temporada lejos de unos registros que no le hayan hecho participar de forma activa en un mínimo de 10 goles, él habrá fracasado en la cesión y el Club, de la misma forma, estará lejos de su objetivo. Seguro.