Ronaldo Nazário se siente solo. El máximo accionista del Real Valladolid dejó claro su enfado, decepción y tristeza este lunes en la sala de prensa del Estadio José Zorrilla. Poco más de 12 horas después desde el descenso del equipo a Segunda División, el brasileño hablaba, que no atendía, a los medios de comunicación. En una comparecencia artificial y tremendamente mal preparada, Ronaldo mostraba el discurso de alguien muy mal asesorado. Dejando a un lado términos como ‘autocrítica’, el máximo representante blanquivioleta confirmó que no sabe dónde está ni qué necesita la entidad y su entorno en estos momentos.
El Real Valladolid está perdido y lo está porque no tiene definido un rumbo y, muy posiblemente, porque su presidente tiene mal enfocados los objetivos. Definiendo como ‘presidente’ a Ronaldo Nazário, pero, sobre todo, a aquéllos que están junto a él y que viven el día a día del Club, éste está muy equivocado. Lo está desde hace dos temporadas y, tristemente, lo siguen estando por el éxito del ascenso de la temporada pasada. Descender y volver a la élite sólo un año después invitó al resultadismo más contraproducente posible. Ascender sólo unos meses después de caer generó la errónea sensación de éxito y gran gestión en Ronaldo y de Ronaldo.
Aquel ascenso inyectó seguridad y cierta soberbia en un Club que, supuestamente, se siente sólo. Ésta fue una seguridad contraproducente. Llevando a un nivel máximo el lema de «contra todo y contra todos», el Real Valladolid se ha equivocado. Ha errado en el devenir de la temporada pero, también, en cómo digerir su realidad. Desde la marcha definitiva de Carlos Suárez pero, ante todo, desde la temporada 2020/2021, Ronaldo y su gente se ha vuelto herméticos. ¿Por qué? Por su falta de capacidad para dar respuestas y explicar, que no justificar, sus decisiones.
Un sentimiento merecido
El Real Valladolid no tiene porque argumentar o razonar todas sus decisiones, pero sí debe mostrar un guión y un criterio. Cada entrenador es un mundo, pero las diferencias en cómo se ejecutó la continuidad de Sergio González en el anterior descenso y la de José Rojo, Pacheta, en el actual demuestran la falta de proyecto. Para crear un «legado», principal objetivo del brasileño, debe existir una base y un fundamento. El Real Valladolid no lo tiene y carece de él porque su máximo dirigente considera que su criterio y opinión es suficiente y no por ser el dueño sino por quién fue en los terrenos de juego.
Idolatrando al Ronaldo Nazário futbolista, esa figura no dio nada, absolutamente nada, al Real Valladolid y a él sólo se le exige y analiza por lo que está dando al mundo blanquivioleta. Más allá del aprovechamiento de su estela y la inversión interesada en bienes materiales e infraestructuras, el curriculum deportivo del brasileño es muy pobre y es por ello que el se ‘siente’ solo. Se encuentra y se encontrará sólo mientras no sepa dónde está y cómo debe gestionar el lugar en el que se encuentra.