Lucas Alcaraz aseguró hace unos días, en la previa de un encuentro de la Unión Deportiva Ibiza, que «los partidos se crean desde un contexto». La frase me encantó. Creo que define mucho de lo que marca la realidad de un partido de fútbol y, también, desmonta ese tópico del fútbol que asegura que «cada partido es un mundo». Cada duelo no es diferente porque sí. Todos está condicionados o contextualizados y el del Real Valladolid ante el Valencia CF lo estaba. Es más, la situación global del equipo blanquivioleta está condicionada y el gol de Cyle Larin no va a cambiar en exceso la situación. Al menos a corto plazo.
Este domingo, tras el partido, reflexionaba el Twitter sobre la visión resultadista que se puede tener del partido por el gol conseguido. El estreno goleador del canadiense cambió la perspectiva del encuentro, pero no va a cambiar todas las dudas y miedos que deja el equipo últimamente. La racha del Real Valladolid era preocupante y no sólo por resultados. La derrota (1-0) de los pucelanos en Mallorca confirmaba la tendencia de los de José Rojo, Pacheta. El cómo se perdió aquel duelo resumía la situación de dudas y de pocas variantes y respuestas del equipo.
Es cierto que de no ser por el gol del canadiense la situación blanquivioleta sería durísima ahora, pero hay que leer más allá de un remate certero. Acumular seis partidos sin ganar, como se hubiera hecho sin el gol del ’25’, acumular un punto de 18 posibles y encadenar seis partidos sin anotar sería dramático, pero no todo cambia por el gol. Cyle Larin, en un escorzo, anotó el gol de la victoria. El remate, por su complejidad, podía haber terminado en la grada. En ese momento, las críticas hubieran sido altísimas. Al equipo y al jugador, incluso. Fallar aquel remate podría haber condenado al futbolista y haber limitado aún más al Pucela.
Un clima similar
El gol llegó, la victoria se consiguió y los pucelanos respiran, pero sólo eso. Por el momento no hay más tras el gol del canadiense y la victoria ante el Valencia CF. Los tres puntos detienen ciertas críticas, pero no todas. El juego del equipo en los primeros 45 minutos fue malo. El Pucela no supo llevar el duelo a ninguno de los registros en los que mejor se mueve. Es cierto que la segunda parte cambió gran parte de la sensación, pero 45 minutos no eliminan la caída libre de seguridad y juego del equipo en las últimas semanas.
Ganar supone un interesante punto de partida, pero no cierra la realidad de un equipo que va a seguir viviendo los próximos duelos desde el contexto de esas cinco derrotas consecutivas. ¿Qué va a primar más en el Reale Arena si en los primeros minutos del duelo la Real Sociedad lleva la iniciativa? ¿Y en casa ante un equipo como el Club Atlético Osasuna? ¿Y en la visita al Real Betis dentro de poco más de 15 días? El Real Valladolid ha perdido mucho en el inicio de 2023. Ha perdido seguridad y convencimiento. En la afición y en el vestuario y nada de eso se recupera por una victoria.
Tal es el lastre de las últimas semanas que Pacheta confirmó que el equipo tenía que volver a su origen. El reseteo ha tenido que ser total porque las dudas eran altísimas. Estas han descendido en y sobre un equipo que sigue y seguirá marcado por un clima de dudas y miedos. Independientemente del gol de Larin en el minuto 90, el contexto pucelano es el mismo y lo va a seguir siendo igual a corto plazo porque las derrotas pesan e imágenes como las de los primeros 45 minutos del domingo lastran.