Cuando un equipo está tocado necesita, en muchas ocasiones, que las individualidades reactiven la situación. En otras ocasiones son las individualidades las que rompen el grupo. El Real Valladolid, actualmente, está debilitado por el excesivo de individualidad que se percibe en el juego. Ya sea por necesidad o por exceso de individualidad, el discurso del entrenador es capital en cualquier situación y el de José Rojo, Pacheta, parece que no cala ahora. Es una sensación personal que se basa en diferentes gestos y actitudes en los partidos. Sólo en la competición. No en el día a día.
Desde la perspectiva y la lejanía de un televisor y desde la interpretación de unos gestos y un mensaje, entiendo que el momento del burgalés no es bueno desde el prisma de sus jugadores. No es que no confíen en él como figura, pero sí que dudan de diferentes decisiones tomadas. A largo plazo puede ser lo mismo. A corto, no. Las dudas son lógicas en una campaña en la que se van a perder más partidos de los que se va a ganar. Es habitual en una campaña de fútbol profesional. Esos gestos que me hacen dudar del momento que vive el liderazgo de Pacheta señalan, en parte, a Shon Weissman. Comparar al ‘9’ con Haris Medunjanin es absurdo e irresponsable, pero este sábado recordé una situación del bosnio con el israelí.
Tras la lesión de Robert Kenedy, el entrenador burgalés llamó a Weissman. Éste se terminaba de cambiar y el preparador le hablaba. Intentaba darle alguna indicación o un mensaje motivacional a un futbolista que estaba pendiente de él. Sólo de él. El mensaje no le caló, seguro. Pacheta no se desesperó, al menos de forma visual. Quien si desesperó fue José Luis Mendilibar el 3 de enero de 2010. Recuerdo perfectamente aquella imagen del vasco dando indicaciones al centrocampista bosnio en el Coliseum Alfonso Pérez. El de Zaldivar perdió los nervios al ver que el jugador no atendía a sus indicaciones.
Elocuente: En enero, con el mercado abierto y con Sergio León sancionado, Sergi Guardiola ha jugado más minutos y ha disfrutado de más titularidades que Shon Weissman
Un entrenador intenta tratar a todos los jugadores igual. Lo intenta. No lo consigue nunca y, en muchos momentos, deja de buscarlo. Lo hace cuando ve que su mensaje no cala. Cuando entiende que el jugador ha dejado de creer en él. Creo que Shon Weissman ha perdido confianza en Pacheta. ¿Por qué? Como en la gran mayoría de los casos: por falta de minutos. El tópico de que el jugador es egoísta es 100% verdad. Todos buscan su éxito. Recuerdo mucho una frase de Álvaro Arbeloa en la que dijo que el fútbol es un «deporte individual». Lo veo así y entiendo que, después, es el entrenador el que elige quién está mejor, fútbolistica y mentalmente, para sumar su juego y objetivos al equipo.
La rueda de juego
Ahí entran múltiples factores que, por diferentes motivos, no han ayudado a que Shon Weissman entre en la rueda de Pacheta esta temporada. A estas alturas, en LaLiga Santander, el ‘9’ ha sumado 650 minutos. El bagaje es pequeño, tanto como sus titularidades y, sobre todo, como los partidos completos disputados. Con una lesión inicial que le lastró para debutar en la cuarta jornada, Weissman ha estado disponible en las 14 jornadas restantes. Por ello y siendo el máximo goleador de la pasada temporada, sorprende la poca apuesta por él.
Cuando un jugador no está en la rueda de un entrenador es, en gran parte, porque él no hace para entrar y más si ambos han obtenido rendimiento mutuo hace sólo unos meses
Pese a que su estreno de la temporada terminó en gol y dicho debut en dos titularidades consecutivas, el tiempo ha jugado en contra del jugador, de su rendimiento y, muy posiblemente, de su unión con Pacheta. Son muchos los detalles que han marcado el cambio de tendencia del jugado hasta llegar a la gran realidad actual. En el mes de enero, momento en el que el mercado esta abierto, Guardiola ha jugado más que él. Con Sergio León sancionado, Weissman no ha sido titular.
Dejando por un momento los aspectos futbolísticos que han generado este rol en el ‘9’ y que son, obviamente, determinantes, la gestión de porqué tiene este papel señala al jugador. Tras ser capital para el entrenador la pasada campaña, si no está en la rueda no es porque el cuerpo técnico no haya querido sino porque él no ha asumido detalles o variaciones propias del cambio de categoría o porque él no se ha sabido adaptar a esos cambios. De una forma u otra, el gran responsable, que no el único, es el propio Shon Weissman. Cuando un jugador no está en la rueda de un entrenador es, en gran parte, porque él no hace para entrar. Más aún si ha sido un jugador tan importante como él hace sólo unos meses.