José Rojo, Pacheta, ha dado mucho al Real Valladolid desde su llegada. Hablar de su fútbol y del de Sergio González es analizar estilos totalmente opuestos. Tan diferentes como se vieron en la victoria (0-1) del Cádiz CF en el Estadio José Zorrilla en el mes de septiembre. Aquella dolorosa derrota pucelana dejó claro qué busca uno y otro. Ahí estuvo el mencionado «proceso» del burgalés en la temporada pasada. Aludió a dicho terminó de forma constante y lo hizo porque sabía qué tenía que hacer y lo difícil que sería.
Son muchos los detalles desde los que se puede analizar el estilo del actual Pucela y el anterior, pero hay uno que lo sintetiza todo por encima del resto: el pase de seguridad. ¿Qué hace el actual Pucela cuando roba? Buscar superar una línea rival. ¿Deja el Real Valladolid la sensación de iniciar el juego tras un robo? No. ¿Buscar al portero tras el robo es un recurso del equipo? En absoluto. Paco Herrera, en su etapa blanquivioleta, defendía el argumento de que ceder el balón al portero es el reinicio del juego y una nueva jugada. No matizó qué tipo de jugada era ni cómo la afrontaba el equipo rival, dos matices diferenciales.
Dentro del «desorden ordenado», que diría Paco Jémez, en el que vive el Real Valladolid, Pacheta ha convencido a su equipo en ser ofensivo y atrevido. Un concepto suele ir unido al otro y si este equipo es atrevido lo es por el convencimiento de buscar un pase ofensivo siempre. En creación y, sobre todo, tras robo. ¿Desde qué estilo quiere crecer el Pucela? Atacando. ¿Dónde? En campo rival. ¿Cómo? Generando superioridades ofensivas. ¿Con qué idea? Arriesgando. El equipo asume riesgos porque sabe que desde ellos se encuentra cómodo.
«Zonas calientes»
Hace unos días, Julián Calero, entrenador del Burgos CF, analizó en una rueda de prensa la clave del éxito de su equipo. Más allá de su «jugar bien» y «jugar bonito» estuvo la explicación de las cuatro fases del juego de un equipo. Un modelo de juego se explica desde qué hacer con balón, sin él, tras robar y tras perder. En esos cuatro momentos, el Real Valladolid actual sabe qué hacer. El autor de este equipo lo ha definido con exactitud y en todos esos pasos, el Pucela es ambicioso, pero, entre todas la más ilustrativa es la lectura tras robar.
Sin idea de temporizar ni regular, el Real Valladolid quiere atacar con fuerza tras el robo. La verticalidad es una de las señas de identidad de Pacheta. El modelo de juego blanquivioleta se basa en acumular jugadores en zonas ofensivas, triangular en campo contrario, buscar pases ofensivos de forma constante y ser vertical en todas las facetas del juego. En creación y tras robo el Real Valladolid quiere llegar rápido a campo rival. En muchas ocasiones, el modelo de juego del Real Valladolid iguala cantidad a la calidad.
Para el estilo actual, llegar mucho parece ser sinónimo de hacerlo bien y todo por la mentalidad que Pacheta ha inculcado a sus jugadores. Este Pucela quiere llegar a campo rival con rapidez. Busca estar instalado en «zonas calientes», como califica Fran Escribá, porque el de Salas de los Infantes no tiene problema en exponer a sus jugadores. «La mejor forma de asegurar la victoria es ir a por un gol más», narra con asiduidad Pacheta y nadie puede negar que lo busca siempre ni, sobre todo, que ha convencido a los jugadores de ello.