El Real Valladolid iniciaba a temporada 2022/2023 con un duro encuentro ante el Villarreal CF. La dureza ya se entendía antes del inicio, pero se demostró en los primeros 45 minutos. En ellos, los de José Rojo, Pacheta, sufrieron mucho ante el nivel y, sobre todo, ante la exigencia del rival. El equipo de Unai Emery controló grandes fases del encuentro. Era de esperar, pero no por ello se debe ignorar un exigente análisis a un debut que dejó un resultado abultado y unas debilidades inesperadas en el conjunto blanquivioleta.
Que los de Pacheta no tengan respuestas como no ofrecieron tras los goles es una debilidad que no hubiera esperado de un conjunto como el pucelano. Los vallisoletanos siempre se han definido como un conjunto de variantes y seguridades. La temporada pasada, independientemente de la categoría, sabían responder. ¡Tenían personalidad! En esta ocasión, no. Es cierto que al equipo le falta rodaje y activos pero, pese a ello, lo mostrado deja dudas en la capacidad de reponerse de un equipo que va a vivir situaciones como las del debut en muchas ocasiones durante la temporada.
Exigiendo capacidad de respuesta, valentía, solvencia, personalidad y cierta arrogancia en el terreno de juego, el duelo no ignora una realidad que se define en 30 segundos del partido. En medio minuto del encuentro, el Real Valladolid confirmó muchos de sus problemas, desajustes, debilidades e inseguridades. Creo que Pacheta señaló el proceder del equipo en el segundo gol del Villarreal CF al asegurar que el equipo necesita ser más «valiente». 30 segundos antes de que Álex Baena hiciese el segundo gol amarillo, Sekou Gassama robaba un balón en el último cuarto de campo y encaraba a un rival para pisar el área de Gerónimo Rulli.
Presión mal ejecutada
En menos de medio minuto, el Estadio José Zorrilla pasó de la ilusión y la expectación por el tanto del empate a la desesperación por el cierre del partido. Es cierto que el ’22’, tras un buen robo a Pau Torres, no supo elegir bien los tiempos de su asistencia a Kike Pérez pero cómo respondió el equipo a la acción define mucho el trabajo que aún debe hacer el vestuario para tener esa valentía que mencionaba Pacheta en la rueda de prensa. El fútbol resumió este sábado que éste es un deporte en que lo determinantes es el convencimiento y, en él, el entrenador burgalés aún debe hacer mucho.
¿Cómo fue la presión del Real Valladolid tras ese mal entendimiento entre Sekou y Kike Pérez? ¿Qué le faltó al equipo para compactarse en la transición defensiva? ¿Por qué Lucas Olaza hizo la lectura que hizo al poder frenar la contra del equipo de Unai Emery? Es relativamente sencillo ser valiente ante un rival en el que nombre por nombre eres mejor. Es sencillo convencer de ser atrevido en ese contexto. En otros, no tanto y menos en las primeras jornadas. En otro momento de la temporada pasada, independientemente del rival, el Real Valladolid hubiera leído mucho mejor la acción que sentenció el partido.
Las respuestas del equipo entre el minuto 80 y 26 segundos, cuando Sekou Gassama robó el balón, y el minuto 80 y 54 segundos, cuando Álex Baena hizo el tanto, no fueron las correctas para el estilo de juego que quiere Pacheta y no definen a un conjunto valiente. Las dudas se agolparon en ese minuto 80 y se definieron en 30 segundos de carencias, inseguridades… y trabajo y mentalización.