Gonzalo Escalante era un jugador perfecto para el Real Valladolid. El argentino complementaba muy bien un centro del campo con Roque Mesa, Álvaro Aguado y Monchu Rodríguez. El ex del Deportivo Alavés o Sociedad Deportiva Éibar, entre otros, complementaba muy bien el perfil del centro del campo blanquivioleta. Sin él, desde el Estadio José Zorrilla se activó un plan B y ese no es otro que Mickäel Malsa, nuevo jugador blanquivioleta. El francés, sin ser el argentino, es también un activo de nivel y posibilidades para el equipo de José Rojo, Pacheta.
El francés, un jugador al borde de los 27 años y con una experiencia de 61 partidos en LaLiga Santander, arriesga y apuesta a partes iguales en su llegada al mundo blanquivioleta. El descenso de la temporada pasada con el Levante UD fue duro. Fue una pérdida de categoría inesperada. Por nombres, nadie contaba con la campaña que se firmó. La realidad es la salida de que muchos de estos activos han tenido. Aítor Fernández, José Luis Morales, Roger Martí… Han sido varios los futbolistas que se han mantenido en LaLiga Santander tras el descenso antes de la llegada de Malsa a Zorrilla. El francés, por su parte, arriesga en la decisión tras dicho descenso.
Participar de una pérdida de categoría señala a cualquiera. Malsa, obviamente, no fue menos. Firmar, después, por un recién ascendido es arriesgado. El francés lo ha hecho y, según diferentes informaciones, muy convencido. Él, como cualquier otro jugador, quiere jugar en la élite. Salir, en este caso, de LaLiga Santander puede significar perder un tren que marque tu carrera, de la misma forma que lo puede hacer firmar dos descensos de forma consecutiva. Un recién ascendido siempre tiene opciones de perder la categoría, pero Malsa ha entendido que hay formas y ‘formas’ de arriesgar.
Rechazando una etiqueta
Tras una temporada en la que estuvo expuesto, por juego y resultados en muchas fases de la temporada, el jugador sabe que el Real Valladolid es un equipo que casa a la perfección con lo que él busca y necesita. El suyo es un perfil muy parecido al de Roque Mesa. Anclado por la etiqueta de un perfil defensivo, la suya es una propuesta de mucha presencia en campo propio, pero no de un despliegue único en el robo de balones. Muy activo para la construcción y la evolución del juego en campo propio, Malsa no es un jugador que se despliegue mucho en zonas avanzadas con la posesión del balón.
Muy rápido de piernas, con buena decisión en la primera acción, sabiendo generar verticalidad, con un buen último pase y con un gran desplazamiento en media y larga distancia, Malsa no llega a Valladolid para defender sólo una etiqueta, valga la redundancia. El francés no llega al Estadio José Zorrilla para no vivir en campo contrario, correr detrás del balón y dársela al primer compañero que vea libre.
Malsa es mucho más que un perfil anclado en ofrecer sólo un estilo de juego. Tiene variantes, posibilidades y hambre. Todo ello supera al riesgo que le supone llegar al Real Valladolid porque sabe que lo que se va encontrar con Pacheta en provechoso y aprovechable para su momento y su juego. Así se entiende la apuesta por el Pucela. Hacerlo es un riesgo para su carrera, pero hay riesgos y ‘riesgos’. Formas y ‘formas’ de jugar al fútbol y de sacar provecho a una temporada.