El Real Valladolid es equipo de LaLiga Santander y lo es por méritos propios. Este concepto es capital y es el que debe prevalecer a la hora de analizar la temporada del equipo de José Rojo, Pacheta. Ya escribí sobre el resultadismo al que iba a invitar la temporada por el hecho de no saber de qué iban a valer a los blanquivioleta los 81 puntos a los que podían optar. Con esa cifra en el bolsillo, los pucelanos podían ser campeones, ascender o quedarse para el play off. Por ello, lo importante no es sólo qué se ha conseguido sino cómo ha sido el proceso y qué se ha conseguido en ese proceso y caminar hasta los 81 puntos.
El pasado verano, y dada la confianza en diferentes jugadores que no habían estado al nivel en la anterior temporada, el Real Valladolid apostó por el mismo grupo. salvo aquéllos que no debían seguir o que quisieron bajo cualquier concepto salir, el Pucela siguió con la estructura de la pasada campaña. Nuevo director deportivo y nuevo entrenador, pero misma plantilla. En un porcentaje alto el plantel era el mismo. Lejos de ser una ventaja y sí un aprovechamiento, los pucelanos tenían un reto. El Club y, ante todo, su entrenador, se enfrentaban a la exigencia de recuperar jugadores.
Shon Weissman estaba mal, pero no era el único. ¿Qué Luis Pérez recibió Pacheta y que Luis Pérez hay ahora? ¿Y Jawad El Yamiq? ¿Y Javi Sánchez? ¿Y Toni Villa? ¿Y Roque Mesa? Sin hablar de Álvaro Aguado, claro. El entrenador burgalés ha cambiado el Estadio José Zorrilla y, por ello, los 81 puntos han valido para mucho más que un ascenso. El camino y el famoso «proceso» han servido para crear una base que imposibilita menospreciar lo conseguido esta temporada. Nada ni nadie puede menospreciar lo que ha conseguido en ella ni, sobre todo, lo que este éxito va a provocar en el futuro a corto y medio plazo.
Muchos argumentos
El Real Valladolid ha ascendido por sus méritos y no por el gol de Giovanni Zarfino. No es un pensamiento, es un realidad muy real, valga la triste redundancia. Lo único claro sobre el gol del delantero uruguayo es que evitó que el Pucela fuera campeón de LaLiga Santander. Los de Pacheta podían haber sido el mejor conjunto de la temporada, pero sólo lo evitó el golaverage. De haberlo sido, nadie podía haber menospreciado dicho éxito, como tampoco ocurre ahora con la celebración conseguida.
El Pucela es equipo de LaLiga Santander por evolución, crecimiento, aprovechamiento, adaptación, valentía, trabajo, tesón, confianza, compromiso y constancia. No son pocos argumentos y sí son suficientes como para dejar la justificación del gol de Zarfino en un argumento pobre a una temporada de 81 puntos, 24 victorias y 71 goles. Los números son elocuentes pero el juego mostrado, la evolución obtenida y la recuperación innegable de jugadores son una identidad que potencian lo mucho conseguido con, por y para el ascenso a Primera.
