El Real Valladolid se impuso este sábado a la UD Ibiza en Can Misses. El encuentro no fue sencillo, tal y como se esperaba y no lo fue por lo exigentes que son los equipos de Paco Jémez. Los ibicencos obligaron a los pucelanos a sufrir en la alternancia de dominio del juego que tuvieron ambos durante el encuentro y que marcó, curiosamente, la inferioridad numérica del conjunto local. La expulsión de Manu Molina cambió el devenir del encuentro y expuso a los pucelanos a una exigencia que no controlaron o, como poco, que no supieron mantener.
‘Mantener’ es el concepto que mejor define los segundos 45 minutos del Real Valladolid por la calidad de muchas de las fases de la primera parte. En ella, el Pucela fue tremendamente dominador del juego y lo hizo gracias a acciones individuales y colectivas de gran calidad. Analizando sólo dichos momentos, el Pucela es claro candidato al ascenso. Lo es porque semana tras semana mejora sus prestaciones y porque progresivamente mejora aspectos con y sin balón. El aumento de exigencia y expectativa por la inferioridad rival cambia parte del análisis sobre el partido del Real Valladolid, un conjunto que sale reforzado de Can Misses.
Pese al sufrimiento final, la lectura, más allá incluso de los tres puntos, es positiva. Lo es por esas fracciones de la primera parte en la que se vio un equipo fresco, dominador, ofensivo y agresivo. Creyendo en los márgenes de crecimiento infinitos en equipos de fútbol, el Real Valladolid sigue atacando el suyo. Lo hace desde versiones individuales muy potentes y detalles tácticos localizados por Pacheta en las constantes opciones del conjunto blanquivioleta. Los pucelanos, lejos de conseguir el ascenso directo o no, van a terminar bien la temporada. El equipo está fresco, en piernas y cabeza, y así, la inercia adquirida es potente para todo lo que pueda llegar.
Tema secundario. O no
Tras el partido, Pacheta aseguró que el equipo está «preparado para todo». Refiriéndose a un hipotético play de ascenso, el trabajo pucelano también es a medio plazo. Hablar de la campaña 2022/2023 a estas alturas es ilógico pero no irreal. El Real Valladolid sigue construyéndose. Entendiendo así el fútbol, la visita blanquivioleta a Ibiza deja grandes detalles positivos. El equipo crece y mejora y lo hace por un estado de forma tan óptimo como ilusionante. Los pucelanos llegan bien al final de la temporada.
El Real Valladolid está centrado en su objetivo y mentalizado de sus obligaciones. Así y sólo así los proyectos llegan a buen puerto. Un proyecto no es un ascenso. Es mucho más, y este Pucela demuestra sobre el campo que sabe cuál quiere que sea su camino para llegar a LaLiga Santander y asentarse en ella. Ahora parece secundario, sí, pero no lo es del todo. El «proceso» conlleva mucho tiempo y muchos frentes. Hasta en momentos tan determinantes como la actualidad.