Entre los aficionados españoles a cualquier deporte no hay duda que MARCA y AS no sólo son los diarios deportivos más conocidos sino, también, los más leídos. En mi caso tengo unión con ellos desde las décadas de los 60 y 70. En aquel tiempo no se publicaban los periódicos a diario sino que los lunes se publicaban los deportivos y la famosa hoja del lunes. AS, innovador en aquellos años, publicaba los martes una edición que se llamaba AS color y que compilaba una serie de reportajes a todo color, algo único en esos tiempos. Esa edición contaba con una publicación a todo color y a doble página del póster de un equipo. En aquellos años no era fácil contar con fotos grandes y a color y, por ello, guardo un gran recuerdo de una imagen que acaba de cumplir 50 años.
En la temporada 1971/1972 el Real Valladolid fue una semana el conjunto destacado. El Pucela acababa de ascender esa temporada desde el pozo de Tercera división y militaba en Segunda, categoría en la que pasó más de quince temporadas. El día de la foto en cuestión, que posteriormente publicó el AS COLOR, fue el 5 de marzo de 1972, fecha que ya ha cumplido cinco décadas.
Aquel día, la formación que saltó al césped del Estadio estaba formada por Llácer, Sanz, Docal, Pérez García, Segura, Berriozábal, Astrain, Lorenzo, Álvarez, Lizarralde y Endériz. También jugaron Usandizaga y Jimeno. El adversario fue el RCD Mallorca. Era la jornada 26 y el resultado fue una contundente victoria (4-1) para los locales con goles de Álvarez, Astraín, por partida doble, y Lizarralde. ¡Un gran partido y un recuerdo imborrable!
Grandes jugadores
De aquel equipo guardo un gran recuerdo. El cántabro Manolo Llácer fue una institución del Club. Formó parte de muchos años del equipo y jugó en todas las categorías. Juan Docal, bravo jugador de Laredo y un central contundente y expeditivo. Pepe Pérez García, que es parte de la historia del Club al ser también entrenador. Él era un lateral sobrio, eficaz y muy regular a lo largo de toda la temporada. Segura, por su parte, era un almeriense muy seguro en todas sus acciones. Berriozábal era fuerte y muy seguro por alto.
Aquél, como todos, era un equipo muy físico pero, también, tenía calidad. Astrain era un fino extremo y de mucha clase. Lorenzo, vallisoletano de nacimiento, tenía una calidad extraordinaria, tanta como para llegar a Primera. Manolo Álvarez fue uno de los máximos goleadores del Pucela, jugando siempre en Segunda. ¡Qué decir de José María Lizarralde! Él era otro estandarte blanquivioeta tras nueve temporadas y una zurda magnífica. Todo ese equipazo se cerraba en su once titular con ‘Cachito’ Endériz, un fuera de serie.
De aquella plantilla hay que destacar a otra institución del Real Valladolid como José Antonio Aramayo, a Fede un extremo izquierdo que murió con tan solo 25 años en un accidente de tráfico, a un jovencísimo Agustín Landaburu y otro jugador, muy flaco, nacido en el barrio de La Rubia que tiene por nombre Julio Cardeñosa. «El cani», como le llamaban algunos aficionados, también alcanzó la internacionalidad. ¡Qué equipo! ¡Qué recuerdos!
Ese Real Valladolid consiguió un séptimo puesto que, siendo un recién ascendido, era más que digno. Con el tiempo valoro aquel puesto pero, ante todo, los recuerdos que me dejaron aquéllos jugadores y, ante todo, aquel póster que guardé conmigo durante muchos años y que ahora preside uno de los rincones de mi casa. ¡Ojalá dentro de cincuenta años puedan recordarse efemérides tan simples pero tan emotivas como ésta!