¿Cómo va a conseguir el actual Real Valladolid sus diferentes objetivos y el ansiado regreso a LaLiga Santander? Con personalidad, valentía, seguridad, confianza y hasta cierta osadia. El Real Valladolid debe tener una identidad propia para momentos clave de la temporada y Oviedo, en gran parte, lo era. Conseguir dos victorias consecutivas lejos del Estadio José Zorrilla en el tramo final de temporada era un golpe de efecto casi definitivo que los pucelanos no consiguieron al verse superados en los segundos 45 minutos por el equipo asturiano.
Los blanquivioleta cayeron en el segundo acto de un duelo marcado por la expulsión de Raúl Carnero y pese a que nadie, ni el más contrario ni exigente con este Pucela puede negar el peso de la inferioridad, tras ella hay una lectura futbolística que muestra que los pucelanos no estuvieron bien. El Real Valladolid no estuvo acertado en la lectura del partido porque su entrenador, quizás, no lo estuvo. Pasadas las horas y analizando el encuentro en frío, lo que ofreció el Pucela no tiene sentido, pero no lo tiene por el resultado final sino por la poca capacidad de respuesta que ofreció.
Por esa nula doble vertiente en el juego, el Real Valladolid murió antes del minuto 60. No se había disputado ni una hora de encuentro y el Real Oviedo ya sabía que había ganado el encuentro. Los pucelanos tiraron la toalla porque quisieron morir con su idea. Si bien es cierto que la expulsión de Carnero y la amonestación de Toni Villa a los 20 minutos obligó a la sustitución del ’19’ para la entrada de Nacho Martínez, el duelo fue tomando un camino en el que Pacheta debía haber intervenido antes pero en el que no entró por valentía o, quizás, por osadía.
Plan B
Pacheta vive pendiente de inyectar personalidad y moral a su equipo. El burgalés quiere que su Pucela crea siempre en lo que hace y no supo o no quiso salirse de su idea en el encuentro de Oviedo. Lo lógico y lo natural hubiera sido adaptarse a lo que demandaba un encuentro con una inferioridad tan destacada como ésta, pero Pacheta quiso abogar por su estilo, su propuesta y su idea. La valentía de hacerlo fue alta, tanto que se puede entender como osadía porque, además, el equipo no estuvo en ningún momento dentro de lo que suele ofrecer.
La inferioridad numérica lastró la propuesta pucelana para generar superioridades con balón y poder ganar espacios en campo rival. De esta forma, y tras potenciar la presencia de la idea global del equipo, Pacheta acabó sucumbiendo. Salió de su idea y se adaptó al duelo, pero ya era tarde. Él quiso mantener su propuesta y no abandonar su idea porque entendía que pese a ser con uno menos, el equipo sabía qué debía hacer. Con el resultado en contra se adaptó al duelo. Esa intervención fue no hacer más sangre con un resultado que hubiera sido más abultado pero no más doloroso.