La victoria (1-4) en Tenerife fue ilustrativa del momento que vive el Real Valladolid pero, sobre todo, de la forma en la que el equipo de José Rojo, Pacheta, obtiene los resultados. Los blanquivioleta se definen por un «proceso» en el que siempre salen ganadores. Durante la narración del duelo en el Heliodoro Rodríguez López, Juan Eduardo Esnaider, comentarista de Movistar Fútbol, analizaba la fuerza con la que el equipo termina los duelos. Destacando un nivel físico, el argentino no dejaba pasar la fuerza pucelana en ideas y claridad.
El Real Valladolid confía en lo que hace y, por ello, sabe dominar partidos largos y encuentros de profundidad. Tenerife fue la confirmación y Oviedo ha sido la excepción. Si los vallisoletanos son un equipo que han confirmado en las últimas jornadas que el paso de los minutos le sienta bien, el en Estadio Carlos Tartiere fue todo lo contrario. La tempranera expulsión de Raúl García Carnero marcó el duelo e hizo que el Pucela sólo estuviera vivo hasta el minuto 58.
Antes de llegar a la hora de juego, el Pucela cerró el encuentro. Las reacciones de los jugadores tras el tanto de Borja Bastón dictaminó el final del encuentro y el rechazo a un posible «proceso» como el de jornadas atrás. El Real Valladolid no tuvo convicción para los últimos 30 minutos por el golpe moral que supuso el inicio de la segunda parte. La tardía intervención de Pacheta en el partido y la ausencia de adaptación al encuentro obligaron a un único camino que salió cruz tras la reanudación.
Lenguaje gestual
La exigencia que tiene un equipo con una inferioridad numérica tan grande como la que vivió el Real Valladolid en Oviedo es psicológica y el Real Valladolid resistió sólo durante una fase concreta del encuentro. El equipo de Pacheta fue resultadista en su mentalidad. Sobrevivir con un jugador menos es complicado, pero los blanquivioleta lo hacían por el sustento que tenía con el marcador. Rota la única fortaleza pucelana en el duelo, el juego se inclinó hacia la portería de Jordi Masip y el lenguaje gestual del Real Valladolid confirmó que el equipo no tenía fuerza para remontar el partido y, ni tan siquiera, para sostener esa desventaja de dos goles.
El encuentro había tomado un camino en el que el Real Valladolid estaba muy perjudicado. Una inferioridad numérica como la que tuvieron que afrontar los de Pacheta limita a cualquiera y lleva a un «proceso» tan lógico y frustrante como opuesto a lo que habían conseguido ofrecer los pucelanos en las últimas fechas. En ellas se mostró el verdadero rostro y blanquivioleta y la fuente para el último tramo de la temporada, aquél que tiene en Oviedo a la expcepción del «proceso».