¡Qué bonito es ver fútbol en directo! Hace poco más de una semana tuve la oportunidad ver en directo el empate (0-0) del Real Valladolid ante el Real Zaragoza. Siempre que veo al Pucela en directo me ilusiono e, incluso, me emociono. Dejando a un lado la visión más blanquivioleta, siempre destaco todo lo que ofrece ver el fútbol en directo. Verlo te permite ver detalles determinantes y, a su vez, elimina etiquetas absurdas e innecesarias. Creyendo que los estigmas son el principal obstáculo a los argumentos, la visita pucelana al Estadio de La Romareda me permitió disfrutar por tercera vez en directo del Álvaro Aguado que ha creado José Rojo, Pacheta.
Ver en vivo al jienense es destacar la capacidad de trabajo y de defensa que tiene el ’16’. En el duelo en Zaragoza, Aguado destacó por el trabajo de recuperación. Etiquetado como un jugador creativo, verle en directo te ofrece la confirmación de su protagonismo en transiciones defensivas y trabajo de recuperación. El suyo no es sólo un trabajo con balón. Hay mucho más hasta recuperarlo y para poder ser incisivo con él como lo está siendo este año.
Siempre he creído que el jugador que es bueno técnicamente lo es en todo y para todo. Sabe crear con el balón pero, a su vez, sabe robarlo y recuperarlo con facilidad. El que tiene el dominio de balón completo, lo tiene para todo. Para mandar pero, también, para evitar que el rival le supere. El que es bueno con el balón, consigue tenerlo siempre y, a su vez, recuperarlo pronto. Esa es la gran virtud de Ávaro Aguado y, también, de ‘Monchu’ Rodriguez. El que va a ser nuevo centrocampista del Real Valladolid es un jugador que destaca por el dominio de balón. En todos los sentidos.
Moderno, vertical, agresivo…
Criado en el Fútbol Club Barcelona desde los 13 años, el ex del Girona FC o Granada CF destaca por ser una versión moderna del centrocampista culé. ¿A qué me refiero con el matiz ‘moderno’? Puede parecer sensacionalista pero es lo que yo entiendo como la facilidad que Álvaro Aguado está demostrando esta temporada para leer las transiciones y ser vertical. Él y, por consiguiente, el equipo. El FC Barcelona lideró el fútbol mundial desde un juego posicional. Monchu tiene otro estilo dentro del típico interior culé. Él es más vertical. De ahí la ‘modernidad’. Con buenas condiciones técnicas, él suma aspectos físicos que demanda el fútbol actual.
Dominador de las segundas jugadas y de la llegada al área rival desde la segunda línea, el nuevo centrocampista pucelano ofrecerá variantes muy interesantes al esquema de Pacheta. Lo hará desde sus rasgos de fuerza y llegada a ambas áreas. Siendo dominador del balón, el balear no busca mantenerlo en posesiones largas y sí de forma directa y vertical. Con un buen golpeo de media y larga distancia, el Pucela adapta el centro del campo a las demandas de Pacheta y lo hace con la seguridad de un activo vertical y dominador de las transiciones que, además, suma agresividad al centro del campo para tener y robar el balón.
Esa vertiente completa la ofrece Monchu, un jugador lejano a etiquetas que siempre se le verá como un activo ofensivo por tener llegada y estar formado en el FC Barcelona. Él es mucho más, tal y como confirmó la pasada temporada en el Girona FC. Con Francisco Rodríguez en el banquillo catalán, Monchu destacó por su ida y vuelta, su agresividad para robar el balón y su contundente técnica para ser dominador de la lectura ofensiva. Por tanto, con su inminente llegada, Zorrilla gana en fuerza y dominio de balón, aquéllo que se perdió con la mejor versión de Rubén Alcaraz.
