El Real Valladolid llegaba al Estadio de La Romareda en una buena dinámica. Cuatro victorias ligueras de forma consecutiva hacían que el equipo blanquivioleta fuera visto como un rival temido en su enfrentamiento ante el Real Zaragoza de Juan Ignacio Martínez. Al potencial que siempre se le ha señalado a los pucelanos se le suma el buen estado de forma de muchos de sus jugadores. Así, y desde la zona de ascenso directo, el Real Valladolid había confirmado el «proceso» que siempre ha mencionado José Rojo, Pacheta. El entrenador burgalés siempre ha destacado la evolución del equipo sin mencionar la evolución que, ahora, tiene el equipo en contextos lejos de casa.
Los números del Real Valladolid son buenos pero lo son en el Estadio José Zorrilla. Tres de las últimas cuatro victorias son como locales. Si bien es cierto que el equipo ha ganado sus siete últimos duelos en Zorrilla, los de Pacheta apenas habían conseguido tres de los últimos 12 puntos lejos de casa. El Real Valladolid es bipolar y en esa doble versión es sobre la que trabaja el equipo ahora. Pacheta sabe que la bipolaridad limitará al equipo y condicionará el camino. Trasladando ese proceso global a los encuentros como visitante, el Real Valladolid está en un momento crucial de la temporada y de su futuro.
Ser fiable lejos del Estadio José Zorrilla es el principal objetivo blanquivioleta. Siendo regulares lejos de Pucela, el equipo no verá lastrados sus buenos números como local. Sabiendo que estos se reducirán en algún momento y que el equipo no contará todos sus partidos como local por victorias, el Real Valladolid está obligado a evolucionar lejos de casa. Tras encuentros como los firmados en Bilbao o Almería e, incluso, en Huesca, la visita a Zaragoza ha dejado el aroma a evolución en el entorno vallisoletano.
Un necesario complemento
Siendo cierto que los pucelanos se enfrentaban a un equipo que rozaba los 400 minutos sin hacer gol, el duelo mostró un camino ciertamente evolutivo. No fue la mejor versión del Real Valladolid pero sí fue una de mejoría, evolución y ciertos brotes verdes en sus necesidades más inmediatas. Los blanquivioleta demandan consistencia, seguridad y contextos muy concretos en sus partidos lejos de Zorilla y en Zaragoza hubo dos de sus demandas.
Si bien es cierto que, como ante el Burgos CF, el encuentro no estuvo dentro de los objetivos futbolísticos en los que mejor se mueve el equipo blanquivioleta, el Real Valladolid sí que mostró cierta seguridad y consistencia. Obviamente, éste no es el techo pucelano. Los de Pacheta pueden pedirse más y deben exigirse más pero sabiendo que el punto de partida existe. Tras encajar 10 goles en sus anteriores cuatro salidas, el Pucela demanda un proceso para su pelea lejos de Zorrilla y éste parece haber llegado tras lo vivido en San Sebastián y lo conseguido en Zaragoza. No es mucho pero sí lo suficiente para comenzar una nueva etapa, aquélla que complementará la fuerza del Pucela como local.