Los números que ofrece el Real Valladolid en la actualidad son muy buenos, tal y como detallo en ElDesmarque Valladolid. No son exquisitos por el hecho de haber sumado sólo diez de los últimos 21 puntos lejos del Estadio José Zorrilla, pero la realidad habla de un equipo que ha crecido, ha mejorado y, lo mejor de todo, que se está asentando. El mundo blanquivioleta está contento con su equipo y debe estarlo. Los números son buenos y el crecimiento del equipo, también. Los de José Rojo, Pacheta, viven bien situados en la clasificación y lo hacen desde una identidad que ha costado pero un estilo que, poco a poco, se está equilibrando.
Analizado algunos de los datos que deja el Real Valladolid en las últimas semanas, el mejor es el de los goles recibidos. Los pucelanos acumulan tres jornadas ligueras sin encajar un gol. 311 minutos para un gol recibido es una cifra elogiable que confirma que los jugadores de Pacheta y el propio entrenador burgalés han encontrado el equilibrio y ha confirmado que el mencionado «proceso» está procesado e interiorizado. En las últimas comparecencias, el de Salas de los Infantes se ha mostrado más orgulloso del camino, de la evolución, de la motivación del equipo y de la alegría de sus jugadores que de los resultados.
Para él, los resultados llegan por esos detalles, y no al revés. Tres victorias te llevan a la alegría pero no te aseguran creer en la idea. Por el contrario, comprar, entender y asimilar el modelo de juego, te lleva a dinámicas tan positivas como la actual. Destacando nuevamente las cifras de goles encajados por el equipo en los últimos cuatro encuentros ligueros, el término ‘equilibrio’ es el que más y mejor define el momento en el que está el Real Valladolid dentro del «proceso» de su entrenador. Pacheta arriesgó en las fases pero, ahora, con el equipo convencido y el juego asegurado, el Real Valladolid ha confirmado frentes importantes, pero rasgos que no eran capitales para convencer a los jugadores.
Otras prioridades
Sabiendo de dónde venía el Real Valladolid, Pacheta quiso empezar ‘por el tejado’. Muchos entrenadores se centran primero en la defensa para, poco a poco, ir creciendo desde no encajar o desde resultados cortos. El burgalés, sin desmerecer cualquier ámbito del juego, se centró desde el inicio en ofrecer al equipo herramientas y posibilidades ofensivas. Ahí, el equipo estaba falto de argumentos. ¿Qué se debe hacer con el bloque alto? ¿Cómo debo hacer al equipo ‘alto’? ¿Cuáles son las prioridades a la hora de una transición ofensiva? Estas serían algunas de las preguntas que tenía un vestuario acostumbrado a vivir en campo propio y que ahora, por números y no sólo por sensaciones, es el que más vive en campo rival de la categoría.
Con un porcentaje muy alto de jugadores de la temporada pasada, el Real Valladolid ofrece un estilo de juego totalmente diferente. Vive en campo contrario, genera ocasiones y transita, por ejemplo, con cierta facilidad. En ataque, el Pucela no es previsible. Desde la confianza para generar y ser fuerte en contextos y variantes ofensivas, el equipo ha ido creciendo. Sintiéndose seguro en su principal demanda y siendo desde hace jornadas uno de los equipos más anotadores de LaLiga SmartBank, Pacheta ha dado ahora un plus al equipo.
Defender con balón, defender en campo rival, defender desde una presión tras perdida alta, defender sin dejar correr al rival… Estos son algunos de los argumentos que el Real Valladolid ha mostrado en las últimas jornadas y desde los que el juego se ha equilibrado y el «proceso», procesado. ¿Por qué se ha confirmado que la idea está asimilada por el equipo? Porque Pacheta entendió muy bien que a este vestuario se le entraba por la cabeza y no por el terreno de juego. Para hacer ver al equipo las necesidades futbolísticas había, primero, que limpiar la mente del vestuario.
Con ésta limpia, liberada y enfocada en lo que cualquier jugador quiere y busca, el mensaje del entrenador llegó y, ahora, se ha equilibrado con los detalles que el equipo demandaba por la competición pero que no necesitaba que fueran capitales en la construcción de la temporada. Las fases han estado muy bien entendidas sobre las demandas de un equipo condicionado y contextualizado en verano pero que, hoy por hoy, es lo que su entrenador quería que fuera.