Antes de que se abriera el mercado de fichajes de invierno, el Real Valladolid hacía oficial la llegada de Jon Morcillo Conesa. El atacante zurdo del Athletic Club de Bilbao llega al Estadio José Zorrilla cedido hasta el final de temporada. Lo hace en una operación necesaria para las tres partes. Tanto las entidades como el propio futbolista necesitan el préstamo del jugador para que éste pueda volver a mostrar qué atacante es. En un resumen muy directo y blanquivioleta, el de Amorebieta es todo lo que necesita José Rojo, Pacheta, para su ataque. Todo lo que necesita porque es todo lo que le falta.
Jon Morcillo ha llegado a la exigente élite y ha dado el complicado paso de saltar al primer equipo del Estadio de San mamés por un juego muy característico. Vertical, profundo, directo y veloz, el estilo del nuevo jugador blanquivioleta es aquel que busca siempre hacer ancho el terreno de juego y participar lo más pegado posible a la línea de banda. El suyo no es un fichaje polivalente. Él no puede cubrir varias posiciones, como sí pueden hacer Toni Villa, Óscar Plano o, incluso, Gonzalo Plata. Los jugadores del último cuarto del Real Valladolid ofrecen variantes pero ninguna como la de Jon Morcillo. Por ello su fichaje era tan necesario.
En partidos en los que el Real Valladolid no tenga facilidad para generar superioridad en el último cuarto o, por ejemplo, duelos en los que los de Pacheta tengan que afrontar una superioridad numérica, entre otros, un estilo como el del vasco es capital. Saber que en el perfil zurdo siempre hay un jugador dispuesto a encarar, abrir el campo y buscar el centro es capital. Haciéndose al equipo, Jon Morcillo será ese jugador que sepa asumir protagonismo y peso para dar una salida y un plus final al juego blanquivioleta.
Buscado, pero no localizado
Generada esa salida y profundizada la línea de pase a la espalda de lateral, el Real Valladolid gana en fuerza con este fichaje. Con un potente disparo, un centro preciso y un golpeo seco y contundente, el Estadio José Zorrilla se hace con aquello que se necesita desde el verano de 2020 pero que, por diferentes circunstancias, no se firmó o no se encontró. El perfil de Morcillo es muy concreto y no es el de Jota Filipe o el de Hugo Vallejo. Pese a que portugués y granadino pueden hacer las veces de un extremo zurdo vertical, la suya termina siendo una propuesta interior y el Pucela no necesita acumular más gente por dentro y sí ocupar las zonas exteriores.
Un jugador abierto y con capacidad de llegar a línea de fondo es un perfil desaprovechado en los últimos años en el fútbol pero es un estilo muy difícil de defender. Necesitado, como todo futbolista ofensivo, de un buen nivel psicológico, Jon Morcillo será aquel jugador que genere amplitud en el equipo. Fijando siempre una marca exterior, el Real Valladolid multiplicará sus posibilidades. Los desmarques de ruptura de Shon Weissman o Sergio León, los desdoblamientos de Nacho Martínez o Lucas Olaza y los desmarques de apoyo de un mediapunta ganaran en fuerza y trascendencia. Por eso es por lo Pacheta tenía tan claro que necesitaba un jugador como Jon Morcillo. Hará mejor al equipo. Más completo y menos previsible.
Con 37 partidos en LaLiga Santander y unas cualidades definidas y marcadas desde bien joven, el primer fichaje del mercado invernal del Real Valladolid ofrece las posibilidades zurdas y verticales que tanto demandaba el Estadio José Zorrilla en los últimos meses. Con él, el Pucela es el primero que gana pero no es el único. Jon Morcillo necesita esta cesión para volver a ser lo que demostró la temporada pasada y el Athletic, por su parte, debe poner a prueba al jugador ante el año de contrato que le restará tras su cesión en Zorrilla. Estos ingredientes hacen que la operación sea tan ventajosa para todos como exigente para el futbolista.