El Real Valladolid perdía (3-1) ante la Unión Deportiva Almería en el Estadio de los Juegos Mediterráneos y la lectura estaba y está supeditada a la expulsión de Óscar Plano. Obviamente es una parte determinante que no se puede dejar pasar por encima. Todo se puede analizar con ella, pero no desde ella. Jugar en inferioridad numérica durante más tiempo que en igualdad es una condicionante que sólo existe en el fútbol y que, en esta ocasión, provocó que se vieran dos caras del equipo de José Rojo, Pacheta.
Sabiendo que tras la salida del ’10’ del terreno de juego, el Real Valladolid cambió su imagen y mentalidad, el análisis que debe hacer el equipo y el cuerpo técnico es saber cómo entiende la tarjeta roja al madrileño. Ésta puede ser una excusa para argumentar la derrota o, también, un condicionante para entender el cambio de imagen y la ambición del equipo. Viendo un Real Valladolid protagonista, vertical, dominador y con personalidad en los primeros 30 minutos, la mala lectura que hizo el equipo y el cuerpo técnico tras la expulsión y la lesión de Jawad El Yamiq son protagonistas. Así entiendo la expulsión como un condicionante que el Real Valladolid no entendió.
Jugar con un hombre menos en un duelo como éste fue un lastre importante, sí, pero no es la excusa para dejar de analizar lo que se vio en el terreno de juego tras el minuto 35 ni la mala gestión de Pacheta con los cambios. Hay una fase importante del partido que no se debe dejar de analizar que es los últimos minutos de la primera parte. Tras la expulsión, el Real Valladolid dio un paso atrás y la UD Almería uno hacia adelante. Se cambiaron las tornas y el protagonismo y, ahí, llega el error de Pacheta.
Rubi vs Pacheta
El entrenador burgalés ve el partido, como demostró con los cambios, pero lo ve tarde. Pacheta fue resultadista y sólo intervino en el encuentro cuando perdió la ventaja en el marcador. El partido ya no estaba para mantener el mismo equipo ni los mismos protagonistas pero él sólo actuó con el tanto del empate. Tras él movió el banquillo y se adecuó a la tendencia que ya se había marcado en el encuentro y a los cambios que Joan Francesc Ferrer, Rubi, había dado al equipo en el descanso.
La entrada de Francisco Portillo al terreno de juego fue capital y lo fue en los registros que la UD Almería quería. Sabiendo qué se iba a encontrar y qué exigencias tenía, Rubi estuvo acertado porque fue atrevido y mostró personalidad. Sabía que no tenía nada que perder y fue a por el partido. Con ventaja en el marcador, Pacheta no se atrevió a mover el banquillo antes de que lo hiciese el marcador. Careció de personalidad porque el entrenador burgalés entendió que la inferioridad numérica era una excusa y no un condicionante que le señala a él, a su lectura, a su atrevimiento y a su personalidad.