Qué rara sonó la rueda de prensa de José Rojo, Pacheta, en la previa a recibir al Club Deportivo Mirandés en el Estadio José Zorrilla. Tras el mazazo vivido con la derrota (4-1) ante la Sociedad Deportiva Amorebieta, el burgalés afrontó la situación del equipo con naturalidad y quitando trascendencia a lo vivido en las instalaciones de Lezama. El preparador no quiso potenciar las críticas y se quedó, simplemente, con el golpe y el marcador. No quiso leer más allá y no buscó, en ningún momento, hacer sangre ni, por supuesto, señalar a nadie.

Habían pasado tan pocas horas desde el viaje a Bilbao y estaba tan reciente lo vivido en la décimocuarta jornada de LaLiga SmartBank que él quedó más señalado en aquella comparecencia que tras el partido. Las críticas fueron más fuertes por cómo afrontó la derrota que por la imagen en sí, que fue muy mala. Pacheta quiso analizar el duelo de Amorebieta como un golpe o como ese «accidente» que mencionó este sábado tras ganar (3-0) al CF Fuenlabrada.

Él tenía muy claro cómo quería que se entendiera lo vivido en tierras vascas y así ha conseguido que se vea cuando ya han pasado dos jornadas desde aquéllo. Su discurso tras la derrota fue inesperado pero, con el poco tiempo pasado, se ha tornado en consecuente. Una derrota como esa pide romper con todo y con todos y lleva a dudar de todo y de todos. Pacheta fue diferente en el análisis. Sabía qué se debía exigir al equipo tras esa derrota, y lo ha conseguido.

Tras perder de una forma tan fuerte, directa y dura, el Real Valladolid debía volver a su camino. Sin perder la perspectiva, el Pucela necesitaba volver a la senda de partidos previos al de la SD Amorebieta. Lo vivido en la victoria (2-0) ante la Sociedad Deportiva Éibar o con los tres puntos (1-2) en el Estadio de El Molinón son la base de este equipo y es aquélla a la que quería volver Pacheta, tal y como lo ha conseguido.

La «clave» ante el Mirandés
Considerando que el duelo ante los burgaleses era «clave», las dos últimas jornadas han devuelto al Real Valladolid a la confianza que habían ganado y recuperado desde las tres derrotas consecutivas del mes de septiembre. Desde aquella racha el equipo había evolucionado y mejorado mucho y Pacheta no quiso romper con nada. Quiso mantener el equilibrio y sostenerse desde las credenciales que le habían llevado a tener cierta credibilidad tras un dubitativo inicio de temporada.

El Real Valladolid había evolucionado mucho en esas jornadas que transcurrieron desde la derrota (1-0) en el Estadio de Montilivi y hasta la previa de la SD Amorebieta. Fue esa mejoría en la que se centró el discurso de José Rojo, Pacheta. Por ello no perdió la compostura y reforzó su discurso. En su momento no tenía mucha lógica pero dos semanas después, y antes de la visita al líder, él y su discurso están tan reforzados como el equipo tras las dos últimas victorias. Esos seis puntos y el camino para conseguirlos han ayudado mucho al Real Valladolid pero, ante todo, a los objetivos de su entrenador.