Recuerdo unas declaraciones de hace varias temporadas de Pepe Mel, cuando era entrenador del Real Betis en su primera etapa. En ellas analizaba el nivel de exigencia con el que se puede vivir en el fútbol. «Si las plantillas y el día a día del Real Madrid o el FC Barcelona son mejorables, cómo no van a ser las nuestras», aseguró. Desde entonces entiendo y analizo el fútbol desde ese punto. Todo se puede mejorar. ¡Todo! Conceptos futbolísticos tan básicos como la presión tras pérdida y la velocidad de juego siempre son mejorables y, por ello, no creo en análisis resultadistas. Todo se puede mejorar más allá del resultado.
Desde ese punto, creer que el Real Valladolid ha hecho un partido perfecto ante el Club de Fútbol Fuenlabrada por el resultado final es un error y considerar, a su vez, que los blanquivioleta han firmado un gran partido por tener «30» acercamientos, tal y como ha confesado Pacheta, me parece insuficiente. Una entidad como la blanquivioleta y un equipo como éste tienen un techo de exigencia más alto que el ofrecido en la jornada 16 de LaLiga SmartBank. Existe no por cuestión de ocasiones y sí por una necesidad de control de partido y gestión de la sensación de peligro.
A nivel de estadísticas y resultado, el Real Valladolid ha sido superior pero en contextos de juego, los pucelanos pueden y deben ofrecer más. Pese a perder activos importantes como Shon Weissman, Jawad El Yamiq o Gonzalo Plata, el Pucela ha vivido de individualidades en el duelo ante los de José Luis Oltra. Pese a la corriente en el mundo del fútbol de criticar el crecimiento desde actuaciones concretas e individuales, el Real Valladolid está de enhorabuena por vivir de ellas, pero creo que se le puede pedir más. Se le debe pedir más.
Una superioridad condicionada
Como grupo y como bloque, este Pucela sigue teniendo capacidad y margen de mejora y, por ello, la octava victoria de la temporada aumenta la sensación de la victoria (3-1) ante el Club Deportivo Mirandés, pero sólo eso. Es cierto que no es poco pero, de la misma forma, entiendo que al Pucela se le puede pedir más. Con individualidades como las de Sergio León, Cristo González, Roque Mesa, Álvaro Aguado, Óscar Plano o Toni villa se puede ganar partido en LaLiga SmartBank, pero el Real Valladolid debe vivir desde y en duelos más controlados.
Por potencial, crecimiento, cualidades y registros, el Real Valladolid de Pacheta no se debe contentar por tener mucha ocasiones sino por tener los partidos dominados y controlados. Un equipo que quiere ascender no se debe regir sólo por las ocasiones generadas sino por la seguridad que tiene en el duelo. En muchas ocasiones son los detalles los que hacen que un encuentro equilibrado termine, como éste, en un marcador abultado. En otras ocasiones, el control del partido no supera un marcador con una diferencia de un gol porque el fútbol es gol pero, sobre todo, es control y dominio, aquéllo que al Real Valladolid le ha faltado en la octava victoria de la temporada. Casi nada, sí, pero qué poco, también.