El mal partido (4-1) del Real Valladolid ante la Sociedad Deportiva Amorebieta ha generado muchos problemas en el seno del equipo blanquivioleta. Pese a ser sólo un encuentro, los 90 minutos disputados en las instalaciones de Lezana han generado diferentes disgustos en el equipo. El primero, obviamente, la derrota. Los cuatro goles encajados llegaron por el mal proceder del equipo sobre el terreno de juego. Desde él, los pucelanos fueron blandos, inconsistentes y débiles y, así, firmaron un pobre partido que, obviamente, les llevó a la derrota. Ni el equipo ni el entrenador mostraron tener claro el duelo y, por lo tanto, cayeron derrotados con merecimiento.
Sin mostrar respuesta, el equipo da un paso atrás porque muchos de sus protagonistas no están a la altura ni al nivel ni en el estado que requiere la situación. Entre los 16 jugadores utilizados por José Rojo, Pacheta, para el duelo, el nombre más comentado y analizado es el de Lucas Olaza. El uruguayo, marcado por las expectativas que generó en su llegada y tras el cambio de categoría, sigue muy lejos de su mejor nivel y, a la vez, de la titularidad. En Bilbao, todo se multiplicó sobre su figura. Las críticas ya son feroces sobre un jugador que no cumple expectativas pero que, a su vez, no llega al mínimo del equipo ni, casi, de la competición.
Con el uruguayo hay otros nombres de jugadores que no están a su mejor estado ni, tampoco, dentro del nivel del equipo. Saidy Janko y Javi Sánchez, por ejemplo, quedan señalados tras el duelo de Lezama pero, en él, hay un nombre que sin estar señalado por su mal momento, sí que queda enjuiciado por no tener un rol destacado ni actuar en una posición acorde a su peso: Kike Pérez. Valladolid ve al ‘8’ como un jugador importante pero él no termina de demostrarlo, de convencerse ni de mostrárselo a Pacheta. Así, el jugador tiene un papel secundario y fuera de lugar.
Otro tipo de problema
Sin entender el partido que debía jugar el Real Valladolid en Bilbao, lo que más noté en el césped y en la respuesta pucelana al duelo fue la carencia de un jugador que asumiera peso y propuesta de elaboración. La SD Amorebieta estuvo muy cómoda en la segunda parte y no necesitó exigirse mucho para mantener la diferencia e, incluso, aumentarla. ¿Por qué? Para mí, porque el Real Valladolid no le supo exigir con balón. Con los jugadores existentes en el terreno de juego, noté carencias de un peso más protagonista y de lideragzo de Kike Pérez.
Sin ese gesto ni ese rendimiento, el ‘8’ se queda colgado. Pacheta no le da galones, es cierto, pero él tampoco parece estar preparado para asumirlos. Seguro de que si Kike Pérez tiene que asumir peso lo haría con fuerza y seguridad, el hecho de que no lo haga habla de una carencia de liderazgo y personalidad que, sumada a la falta de confianza, hacen del ex del Promesas uno de los dos jugadores más señalados en el partido y por el juego. Si bien Olaza parece no estar y no saber si estará, Kike Pérez está, sí, pero muy lejos de lo que puede y debe ofrecer. Otra forma de estar en peligro y señalado.
