Tras la derrota sufrida en las instalaciones de Lezama, José Rojo, Pacheta, entrenador del Real Valladolid, ha querido evitar la comparación del partido pucelano ante la Sociedad Deportiva Amorebieta con el vivido hace casi dos meses ante el Burgos CF. La derrota (3-0) en el Estadio de El Plantío guarda similitudes con el vivido este miércoles y la principal está en la procedencia del rival. Ambos llegan desde Segunda división B y son equipos con aspiraciones muy diferentes a las pucelanas. Pese a ello, el resultado fue tan abultado como merecido. Lo fue por la primera parte y con el peso de la segunda.
Pese a que comparto con Pacheta que las formas de un partido y otro son diferentes en contextos de fútbol, la sensación es similar o, incluso, peor. Actualmente, el duelo de Lezama deja lo de Burgos como un simple patinazo o un pequeño traspié. Tras 14 jornadas, el verdadero golpe es el sufrido en Bilbao. ¿Por qué? Por muchos detalles. Pudiendo realizar un hilo de Twitter en el que enumerara los problemas, el principal motivo que hace que éste sea un golpe mayor que el de septiembre es la dinámica y la sensación con las que llegaba el Real Valladolid. ¿Espejismos?
Tras las últimos partidos, el Pucela parecía un equipo más hecho y más ajustado y esta derrota supone un golpe importante. ¡Mayúsculo! Después de las tres derrotas consecutivas que se comenzaron a cosechar tras Burgos, el Real Valladolid tuvo una evolución progresiva pero muy lenta. Fue constante pero dura porque el equipo debía crear fuerzas e ideas. Perder como se hizo en Burgos nunca es comprensible, pero se podía entender por la fase de asentamiento que tenía el equipo. Ahora es diferente.
Peligroso pensamiento
Entonces, Pacheta llevaba pocas semanas en Zorrilla y su idea no había llegado al vestuario, todo lo contrario de lo que debía ser ahora y de lo que parecía tras las últimas semanas. Así, tener que empezar nuevamente es un golpe importante para la confianza del grupo y la imagen del entrenador. Ambos quedan muy tocados. En lo que al grupo se refiere, duelos así señalan el rendimiento y el compromiso de determinados jugadores. Sobre Pacheta, derrotas como ésta cuestionan una idea que puede que no se haya inculcado en el grupo.
Lejos de estar maduro y hecho, este equipo ha vuelto a las andadas por la falta de consistencia, de regularidad, de psicología, de confianza y de respuesta. Lo de Lezama, como lo de Burgos, se entiende en un equipo blanco y sin hacer, todo lo contrario de lo que se debe pedir a un vestuario tras 14 jornadas ligueras y, ante todo, a un grupo que acumulaba siete jornadas sin perder.
La simple idea de pensar que el Real Valladolid está blando y débil y que aún tiene más que conseguir en el día a día de lo que ya ha obtenido multiplican todos esos rasgos que llevan a pensar que éste es un golpe mayor que el de Burgos. Por fechas, juego, incapacidad para responder, empeoramiento de imagen en la segunda parte, pobre imagen de jugadores determinantes, poca aportación de los suplentes y mala lectura de Pacheta del partido y de la evolución del partido, lo de Burgos fue un golpe importante en la cuarta jornada. Diez partidos después, todo se magnifica y multiplica porque el Pucela debe estar más hecho o, al menos, eso pareció demostrar ante la Sociedad Deportiva Éibar y Sporting de Gijón.