La del Real Valladolid no está siendo una temporada nada fácil. Por el punto de partida desde el que viene el equipo y por las tres derrotas consecutivas en las primeras jornadas de la temporada, el proceso blanquivioleta para llegar a su mejor situación está siendo largo y costoso y, ante todo, está marcado con la exigencia del ascenso a LaLiga Santander. La meta está muy clara, pero el camino, por el momento, no. No lo está porque los frentes y los objetivos están siendo mal enfocados. Actualmente, los de José Rojo, Pacheta, no trabajan para conseguir el ascenso, aunque eso no quiera decir que no lo busquen o que no estén mentalizados de ello.
Es obvio, tal y como se narra en temporadas como la pucelana, que el objetivo y la meta final no se consigue en septiembre o noviembre. Éste es un discurso que Pacheta ha repetido en muchas ocasiones y que, en estas circunstancias, queda demostrado por el momento del equipo, la fuerza del grupo, el margen de mejora del vestuario y la necesidad imperiosa de mirar a medio y largo plazo. Independientemente del descenso y las formas en el que venía el Pucela o de esas tres derrotas que debilitaron todo lo conseguido en las primeras jornadas ligueras, los objetivos semanales del equipo van cambiando y creciendo.
El blanquivioleta como cualquier otro equipo está exigido en crecer semana a semana. En juego, respuestas y objetivos. Cada jornada se puede y debe pedir más a los equipos, a los entrenadores y a los jugadores. Por ello creo que el Real Valladolid no juega ahora para ascender. Los pucelanos están en un momento en el que deben crecer, asentarse y tomar inercia. Por todo ello es por lo que juega el equipo ahora. Pacheta debe crear una identidad de juego en sus jugadores y hacer ver, creer y demostrar que con ella se pueden ganar partidos. Poder ganar no es lo mismo que ganar y es ahí donde el equipo debe asentarse.
Hasta entonces, no
Sin ser un partido que me gustase de forma clara y creyendo que el equipo debe exigir más al rival, el juego del empate (1-1) ante el Málaga CF es una dinámica que va a llevar a más victorias que a empates y derrotas. En esos 90 minutos se vio a un Real Valladolid en evolución y dentro de los objetivos que se debe exigir ahora. Creer, crecer y mejorar en todos los aspectos. Sociales y futbolísticos. Desde ellos se pueden pedir victorias y es ese el punto en el que se encuentra el conjunto de Pacheta. ¿Ha hecho lo suficiente para ganar el Real Valladolid con lo ofrecido en el encuentro? ¿Ha mejorado los registros del partido anterior? ¿Está más cerca de su mejor versión?
Creo que estas son las preguntas que actualmente necesita el Real Valladolid. ¡Y ninguna habla del ascenso! El equipo no debe ser cuestionado siempre desde y por el objetivo final. El Club, por potencial de plantilla y margen de mejora e, incluso, por aspectos que no son deportivos ni futbolísticos, debe pedirse al final de temporada el ascenso a LaLiga Santander. La exigencia es máxima pero para que ésta sea total se debe cumplir un proceso que no se centra en el objetivo final. Antes de llegar a él, el Real Valladolid debe conocerse al 100%, exigirse el máximo, asentarse y crecer. Así se podrá analizar todo desde y por el ascenso. Hasta entonces, no.