Después del empate (2-2) ante la Sociedad Deportiva Ponferradina tenia claro que José Rojo, Pacheta, se había encontrado. El burgalés se había asentado ya en el Estadio José Zorrilla, se había ganado a sus jugadores y había conseguido ser el líder del equipo. Después de tres derrotas seguidas, el Pucela empezaba de cero y lo hacía con el técnico como uno de sus referentes. Por ello, se podía y se debía exigir el máximo. Al equipo y, obviamente, al entrenador. Desde esa máxima petición y tras el empate (1-1), al Real Valladolid se le puede pedir más en el duelo ante el Málaga CF.
Creyendo que el análisis sería muy diferente si Anuar Tuhami, por ejemplo, hubiera anotado en ese remate de cabeza en el tramo final o si Óscar Plano hubiera anotado en el saque de esquina, la realidad sobre Pacheta me hace ver que me encanta su idea y su propuesta, pero que me cuesta ver muchas de sus respuestas. Tanto en el terreno de juego como fuera de él. La previa del encuentro fue, nuevamente, brillante. Pacheta aseguró lo que yo entiendo que es el fútbol y, ante todo, el proceso que debe tener un equipo ganador y un conjunto como es este Real Valladolid. Su puesta en escena es brillante pero su «directo» es mejorable.
Como él aseguró en la rueda de prensa posterior al duelo, al equipo le faltó acierto y con él hubiera curado muchos de los males del partido. Con acierto, el Real Valladolid hubiera ganado, no hay duda, pero no creo que el empate se produjera sólo por una falta de acierto. Hay más. ¿Por qué no se llega a una claridad en la finalización? ¿Por qué no hay acierto? Ahí están las principales preguntas que debe responder el entrenador pucelano y desde las que verá que su equipo no tiene sólo un problema en el acierto y en el remate o la finalización.
Respuestas exigentes
El Real Valladolid tiene problemas o margen de crecimiento, que puede llegar a ser lo mismo ahora, en fases de construcción, creación y elaboración. Al Pucela le cuesta superar líneas rivales y, por ello, llega en muchas ocasiones debilitado y en inferioridad. Esa es una respuesta que debe ofrecer el equipo y que, en muchas fases, debe tener su entrenador, aquél que muestra un discurso convincente y que compro, pero que tiene unas respuestas cuestionables y ciertamente mejorables. El Real Valladolid hizo mucho por ganar, sí, pero no de la mejor forma posible o, como poco, de la forma que pedía el partido.
Con un arbitraje muy cuestionable, con un banquillo de pocas variantes y en un momento complicado de la temporada, el Real Valladolid debe aspirar a más. Debe tener mayor respuesta en todos los ámbitos y es ahí donde José Rojo, Pacheta, debe exprimir mucho más sus ideas y a sus jugadores. Pese a que le compro que el equipo dio mucho para ganar y se le puede reprochar poco o nada en sus intenciones, su comparecencia me dejó con la sensación de que se puede ser más exigente con él, con el equipo y con las respuestas de ambos en los partidos.