Paciencia, trabajo, adaptación y evolución. Estos son cuatro términos que han estado muy marcados en el análisis a la figura de José Rojo, Pacheta, en las últimas semanas y, posiblemente, desde su llegada. El entrenador burgalés llegó al Estadio José Zorrilla para reconstruir al Real Valladolid y ésta no está siendo una tarea fácil. El equipo blanquivioleta sigue siendo por momentos un conjunto débil y sin fuerza al que los golpes le dejaban casi noqueado. Un revés era casi sinónimo de derrota, pero en el empate (2-2) ante la Sociedad Deportiva Ponferradina se vio otra capacidad del equipo.
La gestión del gol de Yuri de Sousa fue diferente a semanas anteriores. En lugar de llevar al Pucela a su peor versión, verse por detrás en el marcador hizo que los pucelanos llegasen a su mejor momento del encuentro. Creyendo en la idea y en el modelo, las respuestas llegan porque cualquier estilo está preparado para dar la vuelta al marcador. Así, y siendo la octava jornada y apenas el segundo mes de competición, el duelo en Ponferrada no se debe mirar por el resultado ni por la pérdida de dos puntos.
Al igual que la victoria (2-0) ante la Agrupación Deportiva Alcorcón no se debía analizar por enfrentarse al colista de LaLiga SmartBank, la octava jornada no se puede mirar por el tanto de Yuri de Sousa y la pérdida de dos puntos. El punto de análisis sobre el duelo se centra en el crecimiento del margen de mejora del equipo y, por lo tanto, en la evolución sobre la posibilidad de exigir al equipo. En el Estadio de El Toralín se vio un Real Valladolid en evolución y que confirmaba la mejoría del duelo anterior.
El máximo
Con todo, se vio un equipo y un entrenador liberados, algo que lleva a pensar en la máxima exigencia posible. Lejos de ser un equipo encorsetado, como se ha visto al equipo en las primeras semanas de competición, pero, ante todo, desde la derrota (3-0) en Burgos, el Real Valladolid y Pacheta pueden formar esa unión que se esperaba con la llegada del entrenador al Estadio José Zorrilla. Ambos tenían muchos puntos de unión y, ahora, con la liberación que está dando ver la evolución del equipo y la asimilación del modelo de juego, la exigencia crece y debe aumentar en el equipo.
Ahora, sí, el Real Valladolid tiene ciertos ingredientes para llegar a su mejor versión y, a la vez, para buscar los techos que debe atacar en una complicada temporada pero en una campaña que debe ofrecer los mejores registros de un vestuario y un entrenador que, por fin, parecen estar liberados y compactados. Gracias a ello, la exigencia puede crecer y el Real Valladolid, así, debe pedirse el máximo.