Yo soy como José Rojo, Pacheta. Nunca creo que un empate sea bueno. Pese a que en un principio, el punto parezca interesante, el tiempo, no muy lejano, me lleva a cuestionarme por qué no se consiguió la victoria y qué detalles hicieron que el equipo no consiguiera ganar. Como filosofía de fútbol y en el análisis al Real Valladolid, siempre pido más. Sin conformarme con el último valor del techo por la ambición de pedir más, la actualidad blanquivioleta invita, ahora, a mirar cotas realistas y progresivas.
Con todo, el empate (2-2) en Ponferrada no es suficiente, pero la lectura del partido no la cambia un simple penalti. El momento del Real Valladolid pide un análisis más exigente y amplio. Buscando el examen más completo para tener la mayor información posible, los pucelanos se pueden ir contentos, que no orgullosos, del encuentro en el Estadio de El Toralín. Ante la Sociedad Deportiva Ponferradina, el equipo de Pacheta hizo todo lo que pudo por la victoria. Mostró hechuras, ideas y progresión, objetivos necesarios para la credibilidad de un equipo que puede y debe ir a más.
El Real Valladolid debe crecer y para hacerlo se tiene que fijar y centrar en duelos como éste porque la octava jornada, como la anterior, muestra brotes verdes en el equipo. En El Toralín se vio un modelo de juego y se consiguió entender qué buscaba el equipo, tanto en igualdad numérica como en inferioridad. El equipo que sabe lo que quiere no cambia en exceso su idea por una expulsión y los pucelanos no lo hicieron. Siempre busca el máximo y se lo exige. Las ideas se pueden ejecutar pese a ser uno menos sobre el terreno de juego y es eso lo que consiguió el equipo.
Respuesta y remontada
Estando en la octava jornada y cumpliendo sólo el 19% de la temporada, los objetivos del Real Valladolid no son resultadistas ni, tampoco, grupales. Los de Pacheta se deben centrar sólo en ellos mismos y, como ante la Agrupación Deportiva Alcorcón, los contextos y los detalles son lo de menos. Los objetivos del Pucela para este duelo estaban, principalmente, en dar continuidad a lo creado en el duelo anterior y el equipo lo consiguió. El Real Valladolid fue dominador, mandó y dirigió el juego en ciertas fases del encuentro.
Siendo dominador de diferentes aspectos del partido, el duelo deja la respuesta pucelana al primer gol de Yuri de Sousa. Pese a que el doblete del brasileño neutralizó la remontada y la respuesta vallisoletana existió y eso lo más importante en un encuentro que deja un punto pero que, ante todo, ofrece a un Real Valladolid en crecimiento, evolución, mejora y fuerza. En definitiva, los de Pacheta consiguieron todo lo que, más allá del resultado, pedía un encuentro como éste, un rival como esta SD Ponferradina y un estadio como El Toralín.