No recuerdo dónde pero después de la victoria (2-0) del Real Valladolid sobre la Agrupación Deportiva Alcorcón escuché una frase que me gustó: «Sergio León no ha venido a Zorrilla a retirarse», escuché. No sé muy bien quién la dijo, pero sí sé que, en gran parte, la comparto. Muy posiblemente ese argumento llegue por las «ganas» que el cordobés demostró en el duelo del pasado domingo, pero creo que el análisis se debe centrar más en otros argumentos, posibilidades y respuestas.
El ‘7’ del Real Valladolid, que disputaba ante el equipo alfarero sus primer duelo como titular, mostró todo lo que puede añadir al Estadio José Zorrilla en la próxima temporada. Sin ser un sublime partido del ex del Levante UD o Real Betis, los 71 minutos acumulados el domingo confirman qué cualidades y rasgos puede sumar al ataque pucelano. Creyendo que en la potenciación de Shon Weissman, Cristo González suma más, Sergio León ayudó en la séptima jornada a muchas de las necesidades del israelí… y del propio equipo.
El ‘9’, obviamente, necesita vivir cerca del área rival y con Sergio León lo hizo. En esa pequeña muestra del modelo de juego que los pucelanos hicieron ante la AD Alcorcón, el ‘7’ fue importante. Lo fue porque mostró cualidades físicas óptimas y un estado de forma en buena evolución. Sin ser un encuentro excelso, en él sí se pudo ver verticalidad, velocidad, combinación y remate en el ‘7’. Con todo, la mejor versión del delantero está mucho más cerca de llegar.
Constante exigencia
Sabiendo y entendiendo que cerca de su mejor estado de forma Sergio León es un jugador diferencial en LaLiga SmartBank, los 71 minutos sumados en el último duelo mostraron, ante todo, evolución. Tras confesar que el estado en el que llegó a Valladolid no era el mejor, ver que su rendimiento está creciendo por la adaptación al equipo y a las cualidades del juego de sus compañeros, le acerca a un rol destacado.
Tras tres temporadas complicadas, Sergio León llegó a Zorrilla demandando peso y minutos pero, a su vez, exigido en su capacidad para dar respuesta a las etiquetas que se le iban a colocar. Por ello, evitar ser visto como un jugador de relleno era capital y él lo ha conseguido con sus primeras participaciones y, ante todo, con su primera titularidad. Desde ella se le ve como un jugador en evolución y como un activo válido para sumar y alejarse de posibles fantasmas que se enterrarán definitivamente con la evolución constante de su estado de forma y rendimiento.