No voy a entrar mucho en los gestos que Óscar Plano hizo o dejó de hacer tras el gol de Shon Weissman en la victoria (2-0) ante la Agrupación Deportiva Alcorcón. Son detalles subjetivos que se pueden interpretar de muchas formas, pero son movimientos que muestran que el jugador no está bien. ¿En qué sentido no está al 100%? Ésa es la gran pregunta que hay sobre el ’10’ y que puede definir por qué a estas alturas de la temporada es un jugador que está lejos de todo. Plano no está cerca de su mejor estado, de la titularidad, de sumar en el equipo y de ser, como poco, relevante en los esquemas de José Rojo, Pacheta.
Actualmente, el madrileño es un jugador que cada semana va a menos. Titular en las primeras seis jornadas de la temporada, el pasado fin de semana fue suplente. La decisión del cuerpo técnico invita a que el jugador asimile cuál es su momento, su estado y sus circunstancias. Lejos de ser un jugador que demande unos grandes contextos de juego en un equipo con la propuesta que el Real Valladolid sí consiguió tener el pasado domingo, la suplencia del ’10’ es única y exclusivamente por una circunstancia personal y mental.
Desconozco si se ve o no se ve en el Estadio José Zorrilla o si estar actualmente de blanquivioleta es una decepción para él, pero la realidad intangible es que el jugador no es ni por asumo lo diferencial que puede llegar a ser. Definiéndose como un atacante de grandes altibajos en una misma temporada, la presente campaña muestra un ’10’ bloqueado y sin ambición. El curso anterior ha hecho mucho daño a los jugadores y al grupo. Se ha cortado mucho la capacidad de respuesta y liderazgo del equipo y de muchos de esos activos que acumulan varias temporadas en Valladolid.
Óscar Plano, por su parte, siempre había sido un jugador decisivo en ataque. La temporada pasada no lo fue y él, por ahora, no está siendo capaz de darle la vuelta a la situación ni se está mostrando con fuerza para resetear como debe su situación. Con todo, creo que el problema de Óscar Plano no es sólo por estar en LaLiga Smartbank ni por haber tenido ofertas de LaLiga Santander. Considero que el principal problema y límite que tiene el madrileño es la de sensación de que ésta es una etapa terminada.
Él llegó al José Zorrilla para conseguir un objetivo que ya tiene. Él dio el salto al Real Valladolid para cambiar su carrera y utilizar Pucela como trampolín pero, ahora, ésta se encuentra igual que en 2017. Cuatro años después, Plano está en el mismo punto porque desde la temporada pasada, y antes de saber el descenso pucelano, la suya era una etapa que ya había terminado.
La responsabilidad de Pacheta
La temporada 2020/2021 hizo daño a la imagen de muchos jugadores pero, sobre todo, a aquéllos que ya eran veteranos en el equipo. Nacho Martínez, Rubén Alcaraz, Jordi Masip u Óscar Plano viven con la sensación de que su etapa en Valladolid ha terminado. Ese sentimiento es muy difícil de controlar y obliga, a estas alturas, a un reseteo que ninguno pero, sobre todo, Óscar Plano no está sabiendo hacer. Ellos no lo están consiguiendo y Pacheta, por el momento, no se lo está inyectando. El perfil del burgalés es, como siempre he defendido y como aseguraba Javier Heredero en Twitter hace poco por Twitter, un entrenador para recuperar y motivar jugadores.
Por convencimiento y estilo, Pacheta es un preparador capacitado para liberar mentes y sumar activos para la causa. Actualmente, no ha encontrado la clave para conseguir que Óscar Plano vea esta temporada como una buena oportunidad para recuperar su carrera y dejar atrás el pobre bagaje de la pasada campaña. Ése es un debe del actual cuerpo técnico ya que él es, en gran parte, el responsable de hacer creer a cualquier jugador. Por ellos pero, sobre todo, por la necesidad de la entidad de «buenos jugadores» como es pero no está demostrando ser el ’10’ puclano.