Calidad, posibilidades, variantes y alternativas. Siempre he defendido y siempre defenderé lo que entiendo que tenía el Real Valladolid la pasada temporada. El equipo tenía más de lo que ofreció y más de lo que se le exigió. En la temporada 2020/2021 no existió un aprovechamiento de los recursos existentes. El pasado estaba muy presente en la planificación. Al equipo se le analizaba por lo que había conseguido y con quién. Nada más. Así, todo se parecía centrar en nombres que habían sumado pero que, muy posiblemente, no estaban para ser determinantes en ese momento.
Se vivía del pasado y se dejaba de exigir a otros porque nada parecía hacer mejorar a lo anterior. Lejos de ese enfoque, el Real Valladolid tenía el año pasado más de lo que mostró y más de lo que utilizó. Buscando que Óscar Plano, Nacho Martínez, Rubén Alcaraz o Sergi Guaridola, por ejemplo, recuperaran su mejor nivel desde el terreno de juego, titularidades injustificadas y minutos gratis, el Pucela se derrumbó. Ahora, por fin, parece que se ha cambiado la idea y que en el equipo juegan los que mejor están. Se llame como se llamen, vengan de dónde venga y hayan jugado lo que hayan jugado en la última temporada.
Partiendo del ejemplo de Álvaro Aguado, que regresaba a Zorrilla sin minutos en sus dos últimas cesiones, la situación se explica sola. El jienense es un buen ejemplo pero, como él, otros tantos. Mirando sólo al presente y al rendimiento más inmediato y reciente, el Real Valladolid está firmando la variación de protagonistas, aquéllo que en política se conoce como ‘sorpasso’. El vestuario del Real Valladolid pide otras caras. Los votos han cambiado de bando y perfil. La experiencia ya sólo es un grado y no el punto de partida de cualquier análisis. Este equipo no necesita a aquéllos que sumaron en su momento sino a los que más puede aportar ahora.
Nombres propios
Con todo, Álvaro Aguado puede sumar y sumará más que Rubén Alcaraz, Gonzalo Plata que Óscar Plano y Diogo Queirós que Joaquín Fernández, por ejemplo. El momento actual habla de una importante crisis en los jugadores de mayor bagaje en el Estadio José Zorrilla y, por el contrario, de una ambición y aire fresco en aquéllos recién llegados al vestuario pucelano. Por ello, el sorpasso deportivo o el intercambio de roles es una realidad. Por necesidad individual de muchos de esos jugadores pero, ante todo, por la calidad y el rendimiento del equipo, la variación se debe confirmar ya.
Que Álvaro Aguado haya sido titular en los dos últimos partidos o que Gonzalo Plata se esté «enganchando» al equipo, tal y como narró Pacheta tras el partido, son detalles que potenciar y rasgos sobre los que crear la expectativa, ilusión y ambición que debe tener el Real Valladolid en esta exigente temporada, aquélla que debe romper con lo establecido y conseguido para mirar sólo al presente y al futuro a corto plazo.