El Real Valladolid se ha impuesto a la Agrupación Deportiva Alcorcón en la séptima jornada de LaLiga SmartBank. Los de José Rojo, Pacheta, han superado a los alfareros en un encuentro en el que no sufrieron en exceso. Los pucelanos fueron superiores a los madrileños en un duelo que merece muchos análisis y todos desde el punto de vista blanquivioleta. El hecho de que el rival fuese el colista de la categoría es lo de menos y es lo menos relevante para entender lo mucho que se puede obtener del regreso pucelano a la senda de la victoria.
La rueda de prensa posterior al encuentro de Pacheta demostró que el entrenador tiene claros los pasos y la evolución que necesita el equipo. Primero, el juego. Desde ahí, las sensaciones y, con ellas, el resultado. El proceso es importante y es el que va a marcar hasta dónde puede llegar el equipo. En esta ocasión y tras tres derrotas consecutivas, el Real Valladolid necesitaba ser superior al rival, crecer en el partido, mostrar su modelo y ser, con todo, merecedor de la victoria. Daba igual quién estuviese como rival porque el principal problema del Real Valladolid era y es él mismo. El buen inicio de la temporada dejaba una esperanza que se derrumbó en las tres últimas jornadas. Tocaba y toca reconstruirla.
El proceso para volver a edificar esa ilusión y expectación es progresiva y, en esta ocasión, se marca desde la consecución de objetivos propios y controlables. El Real Valladolid debe ser vertical, dominador y seguro. Le ha costado, pero lo ha conseguido. No ha sido con una fuerza desmedida pero sí con seguridad. Poco a poco. Paso a paso. El equipo ha crecido en el juego y en las prestaciones y, así, se ha merecido tener cerrado el encuentro antes del minuto 86. Ésta ya es una gran sensación que había que recuperar y que el Real Valladolid ha conseguido gracias a su evolución en el dominio de juego y en la creación de ocasiones.
Contra uno mismo
Pese a que el sistema nunca haya sido el principal problema pucelano, la necesidad de tener dos delanteros sí parecía capital para los de Pacheta. Creo que desde un perfil posicional o dos delanteros, el equipo estará más junto, equilibrado y fiable. En esta ocasión, y exigido para ser dominador, vivir en campo contrario, generar sensación de peligro y crear superioridades y ocasiones de gol, el Pucela ha salido victorioso. Lo ha hecho gracias a centrarse en él y no en el rival.
Cumpliendo con sus propios objetivos, este Pucela tiene un modelo de juego y unos jugadores que ganarán muchos partidos. Buscando sus mejores cualidades y creciendo desde ellas, el Real Valladolid será superior a muchos rivales de la categoría. Colistas, líderes, de play off o recién ascendidos. El rival, en muchos momentos, es lo de menos porque este equipo aún debe luchar contra muchos de sus miedos, fobias, inseguridades y márgenes de crecimiento y evolución. Antes del rival, uno mismo y ahí el Pucela tiene mucho por crecer.