Desde la llegada de José Rojo, Pacheta, al banquillo del Real Valladolid aseguré que me costaría ser objetivo, que no honesto, con él. Tiene muchos aspectos que me gustan y que creo que son capitales para convencer a un vestuario. Su metodología es clara y si consigue entrar en la cabeza del jugador, tiene mucho ganado. La forma de expresarse e intentar convencer es aquella de alguien que está al límite. Si te cala, es un genio. Si no te entra, corre el riesgo de ser visto como un friki. Límites del convencimiento pero, también, de los resultados.
Así, Pacheta, que sabe de las carencias de juego del equipo y de los problemas psicológicos y de confianza del vestuario, se centra en seguir con su idea. La base la va a mantener y sólo va a detallar pequeños matices que, obviamente, no están entrando en la cabeza de los jugadores. Así lo veo y así lo entiendo tras su última rueda de prensa y después de su entrevista de este lunes en La8Valladolid. En su participación en LaJornada, el entrenador del Real Valladolid mostró un discurso correcto y en su línea, algo que, para mí, es muy importante ahora.
En muchas ocasiones me han acusado de centrarme mucho en el discurso, en las ruedas de prensa y en el mensaje. Es posible que le de más trascendencia de la que deba tener, pero es por una cuestión de la seguridad del entrenador y sobre el preparador. Si muestra convencimiento y argumentos en lo que vende, es más fácil convencer al jugador para lo que luego quiera que ofrezca sobre el terreno de juego. Es una cuestión de convencimiento que, por el momento, Pacheta sigue intentando y eso que va conociendo mas en profundidad los contextos y condicionantes a los que se debe enfrentar.
Con todo, parece que voy a tener que dejar escuchar al burgalés porque él me sigue convenciendo y desde él sigo viendo que tiene claro cómo llegar al jugador, cómo convencerle y cómo motivarle. No es suficiente, pero no es poco y sí un necesario punto de partida. El Real Valladolid está en un proceso exigente. Pacheta lo sabe. Entendía cuál era éste antes de llegar y sabe a la perfección cuál es ahora, después de tres derrotas. Con todo, sabe cuáles deben ser los objetivos del equipo en las próximas semanas y qué debe exigir al equipo, qué debe marcar como objetivos y cuáles deben ser sus obligaciones.
Los tiempos del Real Valladolid han cambiado en pocas semanas y, ahora, todo se debe centrar en una versión evolutiva y exigente sobre el equipo pero no marcada por la prisa ni, tampoco, por la excesiva tranquilidad. El equipo debe quemar diferentes fases de su proceso de mejora para llegar a su mejor nivel posible en la actualidad. Pacheta tiene claras esas etapas y debe convencer al equipo de ellas. Por ello, el hipotético empate y las pequeñas o minúsculas mejoras en el Estadio de Montilivi eran un pequeño brote verde sobre el que, ahora, debe trabajar el entrenador pese a la derrota (1-0) final.
Mayor exigencia
El nivel mostrado no es el esperado ni el exigido. Al Real Valladolid se le puede exigir y pedir más. Ahora y siempre. Se debe ser ambicioso pero sabiendo que los vaivenes de la competición cambian los análisis, los estados y las confianzas, pero no el punto de credibilidad que se debe ganar semana a semana el entrenador. El discurso no es la parte más importante pero sí es el motor para conseguir muchos argumentos.
El equilibrio en la búsqueda de esos justificantes es capital para que el equipo no pierda credibilidad en la figura del entrenador, aquél que jamás puede perder la compostura. Pacheta, por el momento, no lo ha hecho. Lo descontrolado y perdido que estuvo en Burgos parece que fue una excepción para un entrenador que me sigue convenciendo.
Lo hace porque sabe dónde está, entiende qué contextos va a encontrarse y porque sigue sabiendo qué necesita el equipo. No es fácil y no está acertado en muchas decisiones pero a mí me sigue convenciendo y, quizás, por ello, debo dejar de escucharle y centrarme en lo que veo sobre el terreno de juego aunque haciéndolo, me faltaría algo de cómo yo entiendo y veo fútbol y cómo creo que debe asumir el Real Valladolid la situación en la que está.