El sábado, durante los primeros 45 minutos de la derrota (1-0) del Real Valladolid en el Estadio de Montilivi, aseguré que no entendía la disposición que José Rojo, Pacheta, hace del centro del campo. Creo que es el punto de partida de muchos de los problemas de estructura y movilidad que tiene el equipo. El Pucela no genera seguridad ni muestra contundencia porque desde el centro del campo no se muestra empaque. Desde ahí, el Pucela se debilita. Obviamente, Pacheta y su cuerpo técnico tendrán herramientas para dictaminar por qué disponen tal esquema y propuesta. Yo, por mi parte y en estas líneas, quiero explicar qué veo, que haría y cómo le buscaría solución.
Inicialmente, el error es, para mí que el equipo juega con poco centrocampista de creación y sí con varios llegadores. Entiendo que Roque Mesa es llegador y constructor de campo rival. Igual que Álvaro Aguado, Toni Villa u Óscar Plano. Ninguno de ellos son lo que yo entiendo como centromcapista con equilibrio. A un equipo no sólo se le sostiene desde el físico o el aspecto defensivo. Hay diferentes formar pero, ante todo, debes alternar esas ideas. Este Real Valladolid no lo está haciendo y está desaprovechando mucho de lo que puede generar un esquema que, personalmente, me encanta porque me he criado con él y porque lo veo muy útil para este Pucela.
Creyendo que este vestuario tiene un problema grave con las transiciones ofensivas desde el último ascenso y siendo yo un fanático de los contragolpes, jugar con un esquema de tres centrales y dos carrileros es, sobre el papel, un ingrediente perfecto para eliminar esa carencia. Con todo, el equipo, lejos de solucionarlo, está aumentándolo porque no es efectivo en las transiciones ofensivas y, además, proque genera debilidad tras ellas al romperse en el intento de correr pero hacerlo sin ideas.
Desde Roque Mesa
Este equipo dispone desde un mal posicionamiento inicial. El rol de Roque Mesa es incomprensible. Obviamente, va a generar una salida limpia pero, quizás, demasiado individualista. En muchas ocasiones se opta tras la defensa por el jugador más dotado técnicamente para dar el primer pase en la construcción. Tiene lógica, pero no con los contextos del ’17’.
El grancanario tiene ese control del balón y dominio para liderar el duelo que no tiene nadie más en el equipo, pero su juego no es productivo para la demanda actual del equipo. El Real Valladolid no necesita construir desde tan atrás y menos en conducciones o pases arriesgados. Actualmente, tras el descenso y después de tres derrotas seguidas, el Pucela demanda seguridad, crecer pase a pase y evolucionar metro a metro. Poco a poco debe mejorar este equipo y ése no es un rasgo que ofrezca Roque Mesa. No lo ofrece ni lo ofrecerá. No es lo suyo.
Mesa es un jugador que, actualmente, es capital para el Pucela. En lo que yo entiendo que debe ser el Real Valladolid, sí. En cómo está el equipo, también. El ’17’ tiene esa individualidad que demanda este equipo y sobre la que se puede crecer pero desde una demarcación acorde. Por delante de un doble pivote, Mesa sería determinante. El concepto doble pivote es, para mí, vital.
Desde cómo entiendo yo una formación de cinco y qué objetivos tiene, formar con dos centrocampistas ofrecería mucho de lo que necesita el equipo porque resulta curioso pero este Pucela me deja la impresión que se debilita con el balón. Suena utópico pero es real. Con más posesión, más metros entre líneas, menos estructuración y mayores problemas tras la pérdida.
Debilidad con el balón
¿Cuántos pases genera el Real Valladolid entre centrales? No tengo el dato pero sé que son más de lo que el equipo puede asumir porque son estos los que generan la sensación de dudas en el equipo. Al Real Valladolid le cuesta superar líneas rivales porque no tiene referencias fijas en la siguiente línea del esquema. Hay mucha libertad, mucho movimiento, demasiado intercambio… El Real Valladolid no evoluciona porque, posiblemente, no tenga líneas de pase claras en la salida de balón. A estas alturas de la temporada no es fácil, que no imposible, tener automatismos de juego pero sí es necesario exigir ideas de juego y una evolución en la construcción.
Los de Pacheta no las tienen y, para mí y mi forma de ver el fútbol, es por diferentes aspectos que espero haber sabido explicar en estas líneas. Dando por bueno este esquema o sistema para las necesidades actuales y pasadas del equipo, la utilización no es la correcta. Ni en los tiempos, las formas ni, tampoco, en la utilización de las herramientas. Un esquema con cinco defensas o tres centrales es muy útil pero, como cualquier otro dibujo, sí se utiliza con un centro del campo acorde, todo lo contrario de lo que yo veo en este Real Valladolid.