Uno de los principales errores de Sergio González para analizar el camino de su Real Valladolid era la idea constante que tenía de equiparar el término ‘condicionante’ con el de ‘excusa’. Siempre analizó los problemas del equipo como enormes impedimentos para poder desplegar su juego y ser exigente y ambicioso. Se centraba más en los problemas que en las virtudes y posibilidades y, claro, el equipo estaba más centrado en justificarse que exigirse. Ahora, la realidad debe ser otra ya que al equipo se le acaban las excusas y los condicionantes.
Tras ganar (2-0) al Real Zaragoza, José Rojo, Pacheta, aseguró en su análisis del partido que al equipo le había costado ganar por herencias del pasado. Puede ser. Fue una justificación que compré, pero que no se puede estirar más. Pese a que éste vaya a ser un Real Valladolid que todos los partidos juegue con un porcentaje alto de futbolistas de la temporada pasada, los matices de ésta deben ser otros. El año pasado ya no suma y, cada semana, vale menos la pretemporada y los condicionantes que ésta tuvo, por ejemplo.
Antes de la decepcionante rueda de prensa de Pacheta en Burgos, alejada de aquella autocrítica que prometió hacer, el Real Valladolid ha mostrado problemas futbolísticos y ante ellos no hay excusa. Siempre he creído que este cuerpo técnico debe conocer a su plantilla, pero en la cuarta jornada ya lo debe hacer a la perfección. No hay excusa ni justificante para entender determinados rendimientos en el encuentro. Siendo un equipo «muy potente», como Pacheta dijo este viernes, los blanquivioleta no deben asumir tan mal las bajas por lesión y concentración de Europa.
Necesaria sinceridad
El Real Valladolid sabía de las llamadas que tendrán Jawad El Yamiq y Shon Weissman. Se ha trabajado y diseñado la plantilla desde ello. Por ello, ninguna excusa vale para definir la dura derrota en Burgos. La mala imagen del equipo y el abultado marcador señalan a Pacheta y lo hacen por conceptos de fútbol. La elección del sistema con los jugadores seleccionados no ha sido la más correcta.
Nuevamente, el Real Valladolid ha apostado más por la idea del entrenador que por las herramientas disponibles. Ese es un problema y una carencia que están lejos de valer como justificación al infame partido firmado en el derbi regional. Creo, de verdad, que éste es un equipo de posibilidades, experiencia y juventud. Tiene todo. Sinceramente creo que el actual Real Valladolid posee las herramientas idóneas para una buena temporada, una campaña que dé para más que un ascenso.
El Pucela debe recuperar señas de identidad y éste es un vestuario que lo puede conseguir siempre que deje a un lado las excusas y se centre en buscar el máximo rendimiento. Tras lo de Burgos no hay que poner paños calientes, como sí ha hecho Pacheta en sala de prensa. El Real Valladolid ha hecho una de «indios», como él narro en su presentación. Lo mejor era asumirlo y, decir, como hizo Manolo Jiménez tras un partido con el Real Zaragoza, que sentía «vergüenza» de lo visto porque estoy seguro que el burgalés, como exigente que es, la ha sentido por el resultado y por cómo ha llegado esta primera derrota.