¿Cuántas veces se escuchó la temporada pasada que el equipo no estaba bien porque los jugadores no eran del «perfil» de Sergio González? En muchas fases de la temporada pasada, el entrenador catalán deslizó y filtró que los futbolistas no eran lo que él quería. Le costó adaptarse a sus jugadores en una fase inicial y, por ello, decidió romper con todo lo propuesto y obligar a que los jugadores se hicieran a él. El Real Valladolid de la temporada 2020/2021 vivió enfrascado en querer aclimatar a los jugadores a los contextos y la propuesta de Sergio. Shon Weissman o Sergi Guardiola. Fede San Emeterio o Roque Mesa. Daba igual. A todos se les pedía lo mismo.

Unos meses después de aquellas vergonzosas justificaciones no se habla del perfil de jugador de José Rojo, Pacheta. El entrenador burgalés no tiene un estereotipo de futbolista ni exige un estilo concreto para los fichajes o los jugadores que se queden en el Estadio José Zorrilla. Desde el primer momento, el burgalés ha señalado dónde están sus funciones y cuáles van a ser sus peticiones al equipo, a la dirección deportiva y al Club. Pacheta sabe que los contextos los marcan los futbolistas. No él.

«Este equipo está diseñado para jugar con dos delanteros», dijo hace unas semanas. Cuando ha tenido opción de jugar con dos puntas, lo ha hecho. En cambio, si no ha tenido opción de acompañar a Shon Weissman con otro ‘9’, ha adaptado el equipo y la propuesta a lo que él tiene y a lo que demandan sus jugadores. Sin ataduras, todo es más fácil. Sin encorsetar a nadie, el potencial fluye y cada jugador muestra de lo que es capaz. Es una categoría diferente, es un duelo concreto y son muchos los detalles los que no equiparan una temporada con otra pero, con todo y con ello, el Real Valladolid ha demostrado que las excusas del año pasado fueron eso: excusas injustificadas.

Excusas y perfiles
Este Real Valladolid se podía pedir más. Mucho más. Podía hacerlo, pero dentro de las cualidades de sus jugadores y de los contextos que muchos de ellos marcaban. Ahora, la situación ha cambiado. Los futbolistas son los mismos pero sus situaciones, no. La motivación por saber que se les va a pedir aquello por lo que llegaron al Estadio José Zorrilla es alta y hace que los pucelanos puedan y deban ir al máximo en sus exigencias individuales, aquéllas que tanto se menospreciaron no hace tanto tiempo por una cuestión de perfiles… del entrenador.