En la previa a la visita al Club Deportivo Lugo, rueda de prensa en la que José Rojo, Pacheta, tomó el control de la situación del Real Valladolid en un momento delicado para el Club, el entrenador burgalés aseguró que el «proceso» de trabajo que debe llevar el equipo para llegar a su máxima exigencia, su mejor nivel y, también, para adecuar a los nuevos fichajes va a ser «más rápido» de lo esperado. «El grupo ya está envenenado», aseguró. Después de la victoria (0-2) en Lugo, no hay duda. Existe veneno y, posiblemente, sea adictivo.
En el Estadio Ángel Carro, el Real Valladolid fue superior al rival y superó aquello que se le puede exigir en este momento. El Pucela fue mejor desde la credenciales de juego y futbolistas que tiene pero, también, desde la capacidad de respuesta y personalidad que mostró. Hacer frente a una expulsión como la que el equipo sufrió no es fácil. Mantenerse estructurado y seguro tras ella y crecer desde un penalti cometido también es importante y este Pucela, envenenado y creíble, lo consiguió. La versión del Real Valladolid ante el Club Deportivo Lugo es muy interesante. Tan positiva como necesaria.
Creyendo que el fútbol es cuestión de llevar al límite tus posibilidades y opciones, este Real Valladolid ha convencido. A mí y a mucha otra gente. Seguro. Ver rendir a los jugadores de Pacheta en un encuentro así ha sido un gusto y una muestra del convencimiento que tiene el entrenador con ellos. Siempre he creído que el burgalés era y es el entrenador que necesita este Real Valladolid. Las cotas del Pucela para esta temporada están en ganar, como poco, 20 partidos. Conseguirlo en un equipo que, unos meses antes, sólo ha ganado cinco de 38 no es fácil.
Equilibrio y control
El vestuario es similar, y como narró Pacheta tras ganar (2-0) al Real Zaragoza, éste tiene miedo y le tiemblan las piernas. El Pucela tiene vértigo para ganar, pero en Lugo no lo mostró porque supo mirar al proceso que preparó y al que se tuvo que adaptar. En el minuto 33, con la expulsión de Shon Weissman, el duelo cambió, pero Pacheta supo responder y adecuar al equipo. De la misma forma, supo controlar y equilibrar a los pucelanos tras la euforia del penalti detenido por Roberto Jiménez antes del descanso.
Mantener la concentración y gestionar los altibajos de los partidos es el equilibrio que este Real Valladolid tanto necesitó en otros momentos y que en Lugo supo tener gracias a la gestión, la intervención y, ante todo, por el convencimiento que Pacheta ha hecho en el equipo. El burgalés ha sabido envenenar al equipo, tal y como aseguró en la previa, y ante su primera gran prueba ha envenenado a todo el entorno. Pese a ser la tercera jornada, el que no se haya «envenenado» con el convencimiento de este Real Valladolid es porque no quiere. Literalmente.