Según la Real Academia Española, ‘carisma’ es una «especial capacidad de algunas personas para atraer o fascinar» y, sí, creo que Cristo González, nuevo jugador del Real Valladolid tras el acuerdo de cesión con el Udinese Calcio, la tiene. El tinerfeño es un jugador evolucionado, mejorado y detallado de lo que comenzó a ser en LaLiga SmartBank hace siete años. En ese tiempo, con el paso por el Real Madrid y su salida a Italia, el de Santa Cruz de Tenerife ha adquirido fuerza y personalidad, detalles que le llevan a ser, actualmente, un jugador carismático para las necesidades del equipo de José Rojo, Pacheta.
En los dos primeros partidos ligueros, al Real Valladolid le ha costado el avance del juego. POR fases ha sido inferior al rival pero, sobre todo, ha tenido ausencia de carisma. Ha carecido en ciertos momentos de, primero, atrevimiento y, posteriormente, de calidad e ideas para ser verticalidad y generar una jugada ofensiva. Con Cristo sobre el campo no va a faltar ese punto e atrevimiento y arrogancia que todos los equipos necesitan en momentos determinados de los partidos.
Con cualidades para la conducción, la asociación, la triangulación y la finalización, el Real Valladolid se ha hecho con un jugador que aporta mucho de lo que necesita el equipo y de aquéllo que se presuponía que iba a ofrecer Marcos André pero que, por ejemplo, no supo dar en el duelo ante la Unión Deportiva Las Palmas. Ahora, sin el brasileño pero con el tinerfeño, Pacheta se asegura una buena conexión con Shon Weissman. La referencia del ‘9’ es determinante y en un sistema con dos delanteros, las caídas a los costados del nuevo delantero y sus apariciones fuera de zona van a ser capitales para que el Real Valladolid tenga variantes, sí, pero, también, para que encuentre regularidad en el rendimiento.
Pese a que sus números en Huesca y Miranda de Ebro, últimas experiencias en España y en LaLiga SmartBank, no hayan sido los mejores, su aportación va más allá de los números. Las cifras de su segunda y última temporada en el Real Madrid Castilla aumentaron las expectativas sobre la capacidad de gol de un jugador que tiene cualidades para más números pero que no destaca tanto por las cifras como sí por el acierto. Con un buen trato de balón, el nuevo atacante del Real Valladolid filtra y dispara. Todo cerca del área. En esa zona es determinante y puede ser capital.
Trabajo de base
El crecimiento en la lectura del juego y la compresión de las variantes sobre el terreno de juego por las exigencias del partido son cualidades y rasgos que Cristo González ha mejorado con el tiempo y, ante todo, tras su paso por el Real Madrid. Las dos temporadas como jugador merengue sirvieron al jugador para clarificar su posición y dictaminar hasta dónde estaba su nivel y posibilidades. Centrado como un referencia ofensiva y no como un jugador de juego exterior, Cristo González genera, también, por fuera pero ya no es su arma principal.
Sabe crear superioridades exteriores y entiende qué debe ofrecer en situaciones concretas que le saquen de la zona central. La formación en base que tuvo como extremo y no como referencia ofensiva le hacen ser un jugador válido para todas esas situaciones que se va a encontrar en el Real Valladolid y para las que, obviamente, está preparado. Pudiendo actuar como ‘9’ pero, también, como ’10’, dorsales que llevó en la temporada 2018/2019 en su explosión en el Castilla, el Real Valladolid ha adquirido carisma y personalidad con Cristo González.
Desde esas cualidades personales y psicológicas, Cristo González es un jugador que puede y sabe sumar para el gol, la combinación, la verticalidad y la construcción del juego. Con espacios o sin ellos, el nuevo atacante del Real Valladolid crea todo aquello que el Real Valladolid pedía en un inicio para potenciar a Shon Weissman y para que Marcos André explotase. Ahora, el rol de compañero y fiel escudero del ‘9’ es de Cristo González y nadie puede dudar que está hecho para ello. En potencial, experiencia y cualidades.