El Real Valladolid está en un momento crucial del mercado de fichajes. Las oficinas del Estadio José Zorrilla viven una actividad frenética para, principalmente, dar salida a determinados jugadores y así, entre otros aspectos, poder hacer hueco a los jugadores que desea la dirección deportiva y que solicita José Rojo, Pacheta. El Club está pendiente de importantes acuerdos, movimientos relevantes y de rescisiones de contrato. Éste, el último, es el término que más suena en el Real Valladolid en las últimas semanas, algo que viene siendo habitual en los últimos años.
No hay mercado de verano sin que el Real Valladolid tenga que romper un contrato o acordar una salida. Es parte de la historia blanquivioleta en los últimos años. Javi Moyano salió así del Estadio José Zorrilla después de ser titular en los dos primeros partidos de la temporada pasada, por ejemplo. Antoñito Regal acordó su salida semanas antes que su compañero. Y no fueron los únicos. Ni en la previa a la temporada 2020/2021 ni en la historia reciente. Todos los directores deportivos han tenido que rescindir fichajes o renovaciones que han hecho y, obviamente, jugadores que se han encontrado en el Club a su llegada.
Braulio Vázquez, mirando ya muchos más años atrás, tuvo que romper los contratos de Heinz Barmettler y Valdet Rama en su primer verano en Zorrilla. Meses después, tuvo que negociar la salida de Jeffren Suárez, por ejemplo. Ninguno de ellos fue fichaje suyo. Fueron herencias del Club, algo que no puede decir de Vincenzo Rennella o Diego Rubio. El actual director deportivo del CA Osasuna apostó por el francés y el chileno y, menos de un año después, tuvo que acordar su salida. El Club no ganó en esas operaciones. Ni deportiva ni económicamente.
Múltiples nombres
Lo hizo con ellos y lo generó en otras rescisiones como la de Rafa López o Pau Torres y en acuerdos de salida como los de Ibán Salvador, Sergio Marcos, Ángel García, Álex Pérez o Alberto Guitián. El último, tras entradas y salidas de Zorrilla, rescindió su contrato con el Estadio José Zorrilla a la par que Antonio Cotán o Antonio Domínguez, por ejemplo. El Real Valladolid, pese al intento de crecimiento que ha querido dar con la llegada de Ronaldo Nazário, sigue siendo una entidad que vive al día y temporada a temporada. Sigue siendo muy difícil poder programar a medio y largo plazo.
Obviamente, nunca se han tenido que cerrar tantas operaciones como ahora. El coste de esta campaña en estas situaciones es muy alto. En cantidades económicas la cifra supera la de otros veranos. Es obvio que la inversión es muy alta pero, quizás, el porcentaje sobre el presupuesto final no sea tan elevado como en otras temporadas en las que las cuentas estaban más al límite que ahora.
Con todo, y habiendo querido dejar clara mi opinión de por qué el Real Valladolid ha tenido este verano este excedente de jugadores, el recuerdo me hace ver que ‘rescisión’ es un término muy utilizado en los mercados de verano del Real Valladolid. Más de lo que queremos ver y mucho más de lo que nos gustaría.