Marcos André ya es nuevo jugador del Valencia CF. En un escueto comunicado y sin añadir el típico mensaje de «suerte», el Real Valladolid se despedía de un jugador que nunca ha estado asentado en el Club. La suya ha sido una presencia en el Estadio José Zorrilla complicada de entender y con elevados altibajos de confianza que han terminado con el jugador fuera de Pucela en una buena operación económica pero en una negociación que no deja buena imagen del proyecto de Ronaldo Nazário.
En las últimas horas, desde Twitter, reflexionaba sobre el peso de Ronaldo Nazário en el propio Real Valladolid y en operaciones como ésta. Pese a esos dos tweets, quisiera argumentar de una forma más extensa qué pienso de la situación y de la salida del jugador brasileño. En muchas ocasiones se ha confirmado que el máximo accionista es un punto diferencial para las operaciones y los fichajes pero, ahora, ha sido incapaz de hacerle ver a un jugador propio cuál es el proyecto del Real Valladolid y cuánto de importante podía ser en él.
Con todo, la situación es, para mí, preocupante. Perder a un jugador con el que cuentas es complicado pero, ante todo, es difícil de entender que haga presión para salir y Marcos André lo ha hecho, tal y como no ha desmentido el Club. El Real Valladolid se ha apresurado en confirmar que determinados jugadores en la rampa de salida han sido y están siendo honestos y cumplidores con la entidad. Con Marcos André no lo ha negado, pero tampoco lo ha confirmado. De ello se entiende que el brasileño ha hecho presión por salir del Real Valladolid para mantenerse en LaLiga Santander, sí, pero para llegar a la peor versión que se recuerda del Valencia CF.
Debilidad conjunta
Llegar, actualmente, al Estadio de Mestalla es una incógnita. El mejor ejemplo es saber que el exblanquivioleta ha roto una racha de 723 días sin que el conjunto ché pudiera cerrar un fichaje, tal y como asegura Marca. Cerrada esta operación, la salida de Marcos André deja muy tocada la imagen pucelana y, también, la de Ronaldo Nazário. Sin dudar ni un ápice de la intención y ambición social, institucional y deportiva que el máximo accionista tiene en su inversión, sí entiendo que la salida de un compatriota deja en dudas la fuerza del proyecto que tiene entre manos el exfutbolista y, ante todo, cómo lo está gestionando.
Argumentos como el de la «voluntad» del jugador, las «ganas» por jugar en la élite, la «apuesta» económica que sí hace el Valencia CF por él o, incluso, la «necesidad» pucelana por vender me parecen aspectos secundarios que el Real Valladolid no ha sabido dominar y que, ahora, intenta enfocar como aspectos determinantes en la salida de un jugador que nunca ha estado asentado en Zorrilla, sí, pero que se presuponía como determinante en el futuro deportivo.
El Real Valladolid nunca ha tenido la negociación de Marcos André controlada porque, actualmente, el Club no está lo estabilizado que parecía estar la temporada pasada o, incluso, porque el golpe del descenso a LaLiga SmartBank ha sido mayor de lo que se aseguró que era. De una forma o de otra, Ronaldo y el Club, a partes iguales, quedan debilitados tras la salida de Marcos André.