«Si el mercado estuviera cerrado estaríamos hablando más del Real Zaragoza y de Narváez y compañía». Ésta es, sin duda, la frase de José Rojo, Pacheta, que mejor resume las últimas horas del Real Valladolid en la previa de la segunda jornada de LaLiga SmartBank. Antes de la visita del equipo de Juan Ignacio Martínez al Estadio José Zorrilla se habla más del mercado de fichajes y de la posible salida de Marcos André que del propio partido. No lo veo preocupante y no creo que sea significativo para el resultado final del partido, pero lo que sí está sucediendo en las últimas horas es la permanencia de la etiqueta que siempre va a perseguir al Real Valladolid en los mercados.
En muchas ocasiones se tiende a equiparar términos y a situar a equipos con barreras que no pueden solucionar. El Real Valladolid es un equipo vendedor. Eso es un término, un concepto y una etiqueta que nadie puede negar, pero siempre mandan las formas y en ellas, el Pucela no mejora ni evoluciona. En otros momentos de la historia reciente, desde el Estadio José Zorrilla no se mandaba en las negociaciones. La excusa o el justificante era el mal estado financiero. Ahora, en una fase en la que se ha vendido todo lo contrario, el Pucela tiene casi la misma fuerza y el mismo convencimiento. ¡Y no es cuestión de categoría!
Todo hace indicar que Marcos André saldrá finalmente de Zorrilla. Aunque personalmente creo que lo mejor para él es estar un año más en Valladolid, la operación ha dado un giro y desde el Valencia CF están ganando la partida. Para mí, «ganar la partida» no es llevarse al jugador y sí conseguir imponer las condiciones y los tiempos que uno quiere. Vender como hacían en muchos momentos de su historia el Sevilla FC o el Real Zaragoza era un éxito. El equipo perdía al jugador, pero ganaba en fuerza y consistencia. Tanto económica como institucional. Gestionar y dirigir la negociación es algo capital en el fútbol y que el Real Valladolid, pese al cambio institucional y todas las mejoras, no consigue. Ni éste ni el pasado año.
Liderar las negociaciones
Cuando aseguro que la categoría no es la excusa hablo y recuerdo la negociación de la temporada pasada por Ante Budimir. En aquel momento, el RCD Mallorca era de una categoría inferior que el Pucela pero ganó la negociación. Hizo lo que quiso y cómo quiso. Ahora, en la pelea ante el Valencia CF más débil en décadas, el Real Valladolid no va a ganar la negociación. Ganarla no es cuestión de obtener ocho o diez millones y sí de dirigir los tiempos. Que el Valencia CF imponga condiciones y exigencias para seguir con la negociación es una muestra de poder en la que el Pucela pierde por una cuestión institucional.
Imponer ideas y dirigir las negociaciones son conceptos que el Real Valladolid debe dominar para dar ese impulso y cambio que la entidad quiere desde la llegada de Ronaldo. Hace unas temporadas, el Club apenas aparecía en escena para firmar la venta y el contrato. Ahora, dadas las mejoras y nueva situación, la entidad debe y debería ser más imponente y líder de las negociaciones, algo que, por el momento, no está siendo en las negociaciones para la más que probable venta de Marcos André. Un buen negocio económico pero una mala imagen institucional.