La pretemporada del Real Valladolid avanza lenta. Los contagios del equipo y la suspensión de tres de los amistosos han llevado a una limitación considerable en la confección, evolución e intercambio de jugadores. El Estadio José Zorrilla no está como se esperaba que estuviera a finales de julio. La entidad buscaba tener avanzadas muchas operaciones pero, a su vez, necesita tener tomadas muchas decisiones.
Ya no es por cuestión sólo del número de activos que existen sino por las decisiones que parecen no haberse tomado y que dificultan la compresión de la evolución del proyecto de Miguel Ángel Gómez y la intervención de Fran Sánchez. Todo lleva su tiempo, es obvio, y más en un verano como éste pero el Real Valladolid debe tener asumidas varias de sus decisiones y una, irremediablemente, pasa por la portería. La demarcación de portero necesita ser refrescada en este verano y ahí llega la primera gran decisión del Real Valladolid: quién va a ser el portero titular que quiere el Club y Pacheta.
Tanto Roberto Jiménez como Jordi Masip cuentan con cartel. De una forma o de otra, si ambos salen al mercado, van a tener ofertas. Ahí debe aparecer el Club y sus decisiones. Siempre se ha soñado con que el Real Valladolid tuviera potestad sobre sus jugadores y ésta ha llegado con los contratos firmados. Deciciendo quién va a ser el portero, el Pucela tendrá el futuro bastante decidido y dibujado.
Una imperiosa necesidad
Será un paso muy importante y la primera gran decisión de la temporada. La gestión que Sergio González realizó la temporada pasada de la portería fue un caos y el rendimiento de ambos jugadores lo notó. Por ello, ahora y aprendiendo de los errores más recientes, el Pucela debe dictaminar quién quiere que sea su portero titular y refrescar una demarcación que pide un cambio, una nueva motivación y unos nuevos roles.
Siempre he creído en los estatus y el Real Valladolid debe decidir sobre ellos para dar el primer gran paso para la nueva temporada. Pacheta necesita trabajar sobre roles y el del portero es capital para dar la estructura y la primera fortaleza a un equipo que debe estar en la parte alta de la clasificación desde del primer instante, aquél que exige de decisiones, seguridad y personalidad, lo que otorga un portero seguro y convencido de su peso en el equipo.