Diego Alende es, desde este jueves, nuevo jugador del Club Deportivo Lugo. El central gallego regresa al Estadio Ángel Carro es una operación que libera una ficha del Real Valladolid pero que, en realidad, no libra al Pucela de nada a medio y largo plazo. La operación de su cesión es ilógica y está encerrada en una actuación incomprensible. Se mire cómo se mire y se analice desde el punto de vista desde el que se haga.
Iniciando la situación por contextualizar que cualquier movimiento este verano en el Estadio José Zorrilla está definido por el excedente de jugadores que tiene la entidad, ceder al jugador tras la renovación es incomprensible. No tiene lógica porque la suya es una realidad que asumir ya porque Diego Alende es un jugador válido para el Real Valladolid 2021/2022. Hay que empezar por ahí. La temporada 2020/2021 le definió como un jugador muy aprovechable para la entidad blanquivioleta. La polivalencia al ser válido como lateral derecho y sus cualidades y rasgos como central le hacían ser visto como un activo interesante dentro de un equipo con excedente de jugadores.
En ese gran número de futbolitas es dónde está el problema del Real Valladolid. Ahora y dentro de un año. Por muy buena temporada que Diego Alende firme en su segunda cesión en el CD Lugo, el defensa gallego tendrá casi las mismas posibilidades en el primer equipo blanquivioleta en éste que en el próximo año. El miedo a tomar decisiones drásticas se sigue apoderando de las oficinas pucelanas y en este caso es porque se sabe que el jugador tiene cualidades pero no se confía en que pueda dar el cambio de imagen. El suyo se como un nombre con poco bagaje para un favorito al ascenso.
Los tiempos del verano
Creyendo que ese cambio no lo puede dar con otra cesión al Estadio Ángel Carro, la realidad del jugador pasaba esta temporada por el Estadio José Zorrilla pero su hueco en el eje de la zaga parece imposible ahora pero quizás no al final del mercado. El gallego se podía ganar la confianza de Pacheta. El suyo es un perfil muy del entrenador burgalés pero el excedente de jugadores y la ansiedad por cerrar salidas ha exigido una decisión prematura en el Estadio José Zorrilla.
El verano hubiera sentado bien a Alende, a su rol y a su situación, pero desde las oficinas pucelanas han abogado por gestionar una renovación que no cambiará en exceso su situación del jugador. Diego Alende está y estará por detrás de Kiko Olivas, Jawad El Yamiq, Joaquín Fernández y Javi Sánchez, centrales con los que a buen seguro querrá contar el Real Valladolid ahora, pero el problema no está en la actualidad sino en el futuro del verano.
Ahí, en esas últimas semanas del mes de agosto, era dónde podía crecer el rol y el peso de un jugador que sigue vinculado al Real Valladolid con un contrato que parece mostrar confianza pero que está muy lejos de la seguridad sobre sus cualidades y rendimiento.